Lavar los platos tanto de forma manual como utilizando el lavavajillas es una de las tareas del hogar más sencillas. Sin embargo, a pesar de la escasa complejidad que esto requiere, es frecuente cometer algunos errores que hacen que nuestra vajilla se deteriore o no quede tan limpia como debería. Entre otros, cabe destacar los siguientes:
Emplear mucha cantidad de detergente para limpiar la vajilla no hace que esta luzca más brillante, esté más limpia o mejor desinfectada. Con utilizar un poco de producto es más que suficiente para quitar la suciedad a los platos. De pasarse, se puede crear, incluso, una capa de residuos. Para saber la cantidad precisa, lo mejor es leer las instrucciones de cada fabricante que constan en la etiqueta del producto.
Sirve para todo: para limpiar la encimera, para secarnos las manos, para la mesa y ¡para acabar con el lavado de platos con el secado! Un error fatal. El paño, que ha estado en contacto con superficies y con nuestras manos sucias, puede tener numerosos gérmenes y bacterias que acaban en la vajilla que utilizamos después para comer.
Puede ser que no aguantemos el agua muy caliente en nuestras manos, pero lo cierto es que esta temperatura es la ideal para limpiar la vajilla. Ayuda a desincrustar la grasa y los residuos pegados en sartenes, ollas, platos y otros utensilios. De esta manera, la desinfección resulta más eficaz y evitamos frotar o raspar con el posterior deterioro de los utensilios.
A menudo lavamos los platos mientras dejamos que el agua corra libremente. Esto sería una locura impensable para muchas de las regiones que sufren sequía, pero cuando accedemos tan fácilmente a este recurso, podemos perder la percepción de su valor. Lo ideal es cerrar el grifo cada vez que se lava un plato.
Cuando cocinamos lo mejor es no hacer pereza y en cuanto utilizamos los utensilios, debemos ponerlos en remojo con agua caliente y jabón. Esto nos facilitará su limpieza después de comer ya que ablandará los residuos que hayan quedado incrustados y luego no habrá que ejercer tanta fuerza ni raspar para que estos queden impolutos.
Si utilizamos el lavavajillas no es necesario que aclaremos antes los platos. Esto supone un doble derroche de agua. La función del lavavajillas es precisamente limpiar los utensilios por lo que no tiene ningún sentido esta tarea previa. No obstante, sí se deben introducir sin residuos ya que el electrodoméstico no es una trituradora y se podría dañar.