El entrenamiento de fuerza que incorporó Larry Bird para fortalecer su cuerpo abrió la mente de 'Air' a otra forma de preparación
Michael Jordan, en su ‘regreso’ a la NBA: “Ojalá pudiera tomar una pastilla mágica y salir a jugar”
En los años 80 la NBA vivió una transformación estructural y cultural sin precedentes al calor de la rivalidad más influyente de su historia moderna: 'Magic' Johnson vs. Larry Bird. El estilo deslumbrante y genial del primero contra la precisión cerebral e instinto competitivo del segundo. Y en ese contexto de dominio bicéfalo emergió Michael Jordan, un fenómeno sin precedentes, que iba a modificar ese equilibrio de poder y redefinir el futuro del baloncesto. Aunque para ello tendrían que pasar algunos años en los que el 23 fue tomando nota de lo que veía hacer a sus mayores.

'Air' aprendió varias cosas del líder de los Celtics de Boston. Más allá de sus enfrentamientos en la cancha, la carrera y mentalidad de Bird dejaron una marca tangible en la forma en que Jordan entendió su propio entrenamiento físico, especialmente en cuanto a fuerza, resistencia y preparación corporal.
La metamorfosis física de Bird
En la temporada 1987-88, Bird decidió transformar su cuerpo para poder soportar las 82 jornadas de la temporada regular sin lesiones. Por primera vez en su carrera, integró un programa de entrenamiento de fuerza con pesas durante el verano, lo que lo llevó a verse más fuerte, más rápido y más preparado físicamente para resistir el desgaste de la competición. El objetivo no era solo ganar más, sino permanecer sano y competitivo durante todo un curso exigente.
El cambio de Bird incluía no solo levantamiento de pesas, sino una filosofía de preparación física integral que mejoraba su capacidad de finalizar jugadas, absorber contactos y cuidar sus articulaciones, algo que antes no era común entre los grandes estrellas de la época.

Jordan, que por aquel entonces estaba en su cuarta temporada en la NBA, observó esta metamorfosis con atención. Según sus propias palabras de la época al 'Chicago Tribune', inicialmente era reticente a incorporar pesas en su rutina por miedo a perder velocidad o desestabilizar su salto, pero ver que Bird "no se conformaba con un solo estilo de juego" y asumía el entrenamiento de fuerza en un punto avanzado de su trayectoria abrió su mente a integrar un trabajo similar en su preparación. “Cuando llegue a ese punto en mi carrera, quizás empiece a levantar algunas pesas”, dijo entonces.
El core es la clave
El cambio de mentalidad de MJ se consolidó con la ayuda de Tim Grover, entrenador personal que se convertiría en un pilar de su preparación física en la época dorada de los Bulls de Chicago. Bajo su guía, Jordan dedicó muchas horas a levantar pesas y trabajar su núcleo corporal (core), no solo por estética, sino para generar más fuerza, resistencia y menor riesgo de lesiones, especialmente frente a equipos duros como los Detroit Pistons de los 'Bad Boys'.
El propio Grover explicó en entrevistas especializadas que si el core no está bien desarrollado ninguna otra parte del cuerpo puede rendir al máximo, y que Jordan absorbió este concepto como parte de su evolución física. "Muchos atletas hacen cientos de abdominales y descuidan los músculos oblicuos y erectores. Si alguna parte del tronco es débil, se pueden producir lesiones", subrayaba el preparador en Stack.com.
La culminación de este proceso, inspirado en parte en Bird, llegó con el primer anillo de Jordan en 1991, una conquista que muchos atribuyen tanto a su ética de trabajo incansable como a su evolución física. "Su grandeza provenía del trabajo que realizaba, de su dedicación por ser el mejor, de no querer perder en nada y de estudiar las grabaciones y los movimientos de sus oponentes (...) Su mentalidad era completamente diferente. Es algo extremadamente raro", sostenía Grover.
Jordan demostró que incluso los jugadores más talentosos pueden aprender, adaptar y aplicar estrategias desde otros referentes, incluso si esos referentes eran rivales históricos como Bird.

