El aceite de oliva, un lujo en la cesta de la compra: cómo lo ven los agricultores

El precio de los alimentos continúa disparado a pesar de la reducción del IVA de muchos de los productos alimenticios, llevándose una gran parte del salario mínimo en España. En muchos casos, el elevado coste persistente se debe a los márgenes de producción que encarecen en gran medida el precio final que llega al consumidor, como es el caso del aceite de oliva. Las últimas cosechas de 'oro molido', esencial en la dieta mediterránea, se han visto gravemente perjudicadas por la falta de lluvia de los últimos meses. Además, las pérdidas se incrementan exponencialmente cuando este sector es víctima de importantes robos en sus cosechas.

Los primeros de la cadena, los agricultores, han visto cómo sus márgenes se reducían considerablemente. Mantener el campo, es ahora entre un treinta o treinta y cinco por ciento más caro que hace un año, sacando únicamente un beneficio de 600 euros por hectárea, la mitad que el pasado 2022. Una cifra muy por debajo del dinero y tiempo que invierten en el cuidado de sus tierras.

Los agricultores denuncian que los costes de producción se han duplicado

Todos los productos suben, menos la venta de la materia prima. La gasolina, el abono, los tratamiento fitosanitarios, pero sobretodo los herbicidas han aumentado su precio entre un cincuenta y un sesenta por ciento. Unos costes que diezman sus beneficios, que no pueden retribuir en la materia prima. Ellos venden el producto a escaso un euro por kilogramo de aceitunas, un productos que en el supermercado puede rondar entre los seis y los siete euros. Un elevado incremento provocado por los "intermediarios" como "los distribuidores", asegura Francisco Castaño, un agricultor sevillano.

Al igual que ocurre con la oliva, la producción de naranjas también se está viendo gravemente afectada en la Comunidad Valencia por los mismo motivos. Allí los agricultores también denuncian que los costes de producción se han duplicado, pero que no reciben mucho dinero más que anteriormente. "Pueden pagar entre 30 o 50 céntimos por un kilo" de naranjas, afirma José Francisco Nebot. Mientras, el consumidor llega ahogado de hacer la compra en el supermercado tras la subida de las distribuidoras y los comercios. "El dinero se pierde por el camino", ha agregado el agricultor valenciano.

Luis Planas, Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, puso el foco en que los costes de producción estaban incrementando el precio final de los productos alimenticios. Pero Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno de España, ha cargado contra los márgenes de beneficios que muchas empresas alimenticias imponen a los alimentos, haciendo que incrementen los precios para el consumidor. Así mismo, también ha señalado que cinco de las grandes distribuidoras de alimentos en España se reparten el 50 % del negocio, lo que supone un problema.