Declaración de la Renta: ¿por qué me sale a pagar?

Cada año millones de contribuyentes deben realizar el trámite de presentar la declaración de la renta correspondiente al ejercicio anterior. Es el modo en el que la Agencia Tributaria hace balance sobre el IRPF, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas que, como su denominación indica, grava las rentas que se obtienen durante el año. Así pues, la declaración sirve para conocer si una persona ha pagado lo que le corresponde o no. En caso negativo, deberá abonar una cantidad que dependerá de todas las actividades realizadas. 

Me sale a pagar

Eso sí, no es de extrañar que a la hora de presentar la declaración de la renta, no sean pocos los contribuyentes que tengan cierto temor a un resultado que, en caso de que salga positivo, les supondrá un desembolso quizás inesperado. 

No obstante, los trabajadores asalariados generalmente suelen obtener rentas negativas, ya que en muchos casos la retención del IRPF excede el máximo mensual. Además, hay que tener presentes otros factores como el pago de alquiler, las deducciones por maternidad, etc.

Pero ¿qué ha podido pasar si la declaración de la renta sale a pagar? En este escenario se pueden dar dos casos: que se haya cometido algún error en el momento de realizar la declaración o que durante el año no hayamos pagado lo que nos correspondía por diversas razones.

Razones por las nos sale a pagar

El hecho de poder consultar el borrador con anterioridad ayuda a que cualquier persona pueda corregir un error o incluir algún detalle que se haya pasado por alto y que pueda suponer una mejora económica en la declaración final.

Sin embargo, se puede dar el caso de que no haya más opción que pagar. Las principales razones de ello son las siguientes: 

  • Las retenciones que se han llevado a cabo durante el ejercicio anterior no fueron las suficientes con respecto a la cantidad percibida. Si una empresa aplica un porcentaje muy bajo de IRPF a un asalariado, lo más probable es que en la declaración deba pagar. Por ello, conviene ajustar la retención al rango que realmente corresponde durante el año, ya que así se paga el impuesto de manera escalonada y no hay que hacerlo en el balance final que supone la renta. 
  • El contribuyente no cuenta con ventajas fiscales que le ayuden a obtener una declaración negativa o no haya realizado las deducciones pertinentes.
  • Otra situación que puede provocar una declaración positiva es que se haya contado con más de un pagador. Esto sucede porque el segundo pagador aplica un porcentaje de retención menor debido a que la cantidad bruta que va a pagar al finalizar el año es inferior, aunque se tenga el mismo sueldo base. Por ello, lo más adecuado es solicitar a la empresa que la retención se corresponda con el rango salarial, tal y como ocurría en el anterior puesto de trabajo. De ese modo, no habrá problemas, más si tenemos en cuenta que en caso de dos o más pagadores, han de presentar la declaración aquellas personas que superan los 14.000 euros de ingresos.

En definitiva, la declaración de la renta es un ajuste de cuentas para que el IRPF quede saldado de un modo correcto con relación a la situación de cada persona.