Javier Ruiz 15 MAR 2025 - 07:00h.

Esta semana se han cumplido cinco años desde el inicio de la pandemia del coronavirus y la declaración del estado de alarma que nos mantuvo confinados en nuestras casas más de tres meses. Un situación de la que íbamos a "salir mejores". Como cada semana en 'MoneyTalks', Javier Ruiz repasa cómo han cambiado (o no) nuestras prioridades, desde sanidad a turismo pasando por residencias o el teletrabajo.

A quienes defienden tanto lo privado hay que recordarles el papel que tuvo lo público en aquellos momentos. Salvó todo el tejido empresarial y de empleo en España. En un año el Estado se gastó 119.000 millones de euros, lo que es una barbaridad. Diez o doce veces el presupuesto de Defensa español. Tuvimos que endeudarnos mucho para pagar ERTEs, sanitarios, medicinas, coberturas... Llegamos a un 124% de deuda y todavía hoy estamos 6-7 puntos por encima de donde estábamos. La factura del Covid la seguimos pagando.

Viaje de ida y vuelta

El problema es que la parte sanitaria ha hecho un viaje de ida y vuelta. A día de hoy, en la atención primaria tenemos prácticamente el mismo número de médicos que en 2019, solo 1.000 más en toda España (y un tercio de ellos muy cercanos a la jubilación). El nivel de gasto también es el mismo de entonces, del 14%. Cinco años después, y a pesar de saber lo importante que era la batalla sanitaria, hemos desactivado todas aquellas defensas. El resultado es que en primaria la espera es de nueve días de media, y en operación mejor no contemos. En lo sanitario aprendimos mucho y lo hemos olvidado todo.

El espejismo del teletrabajo

Por otra parte, el teletrabajo nos cambió, pero no tanto. Todos esperábamos que llegara para quedarse, pero fue un poco espejismo. Al principio tuvimos una explosión de trabajo en remoto. Del 4,8% nos fuimos a un 20%, que en un país como España era una locura, pero aquello se ha ido desinflando y ahora es del 13,8%. Ahora las empresas utilizan el teletrabajo para retener al trabajador, o no lo permiten para poder despedirle. Hacia donde hemos ido es un modelo híbrido de tres días presenciales y dos en casa. La nueva normalidad.

Otros cambios han sido más positivos. Por ejemplo, la normalización del tardeo, con el que hemos adelantado dos horas el consumo. Los bares que se han subido a esa ola han aumentado un 25% su facturación. Se consume más, pero no más que en la pandemia. En consumo de alcohol estamos más o menos al mismo nivel que en 2019. Y en el de cerveza, por debajo.

De la economía del tener a la del vivir

Antes de la pandemia nos decantábamos por la economía del tener, del comprar productos ( la nevera, el coche... ), pero después de la pandemia tiramos más hacia la economía del vivir. La gente quiere experiencias e irse de vacaciones. Las economías de servicios han tirado de Europa. Por eso España ha crecido a un 2,8%, mientras Alemania está en un 0%. La pregunta es si esto es permanente. Muchos economistas sostienen que esto ha sido economía de revancha, pero hay algunas señales que preocupan. Una de ellas se llama Donald Trump. El turismo está empezando a retraerse de cara al próximo verano, y las grandes aerolíneas ya prevén vender menos este año.

Una de las grandes sorpresas ha sido el boom de las perfumerías. Durante el Covid nos vendieron gel hidroalcohólico, guantes y mascarillas, pero después se ha disparado el consumo de maquillaje y cremas, tanto para mujeres como para hombres. Los ritmos de crecimiento de esta industria se han mantenido en el tiempo. Por ejemplo, Sephora ha aumentado sus beneficios un 8.000%, algo insólito. Clarel ha aumentado un 461% sus ganancias el último año, y RNB, un 95%. La cosmética es el gran negocio post-pandemia. En el vídeo puedes ver la charla completa de 'MoneyTalks'.