Empleo

El complicado futuro de la juventud en España: "Todo va a peor, voy a vivir peor que mis padres"

El incierto futuro de la juventud: bajos salarios, contratos temporales y un mercado de la vivienda imposible
Más de un 60 % de los menores de 30 años tienen contratos temporales. Informativos Telecinco
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Un panel de expertos economistas alertan del incierto futuro que les espera a las nuevas generaciones en un contexto económico y social donde existe "un sesgo muy importante hacia los mayores". Los analistas del Consejo General de Economistas (CGE) y de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) creen que los jóvenes tienen muy complicado emprender su propio proyecto de vida, lo que les lleva a expresar una preocupación creciente entre ellos al afirmar que "voy a vivir peor que mis padres".

No es extraño escuchar como se quejan de trabajos en precario o incluso sin remunerar. Un malestar agravado por el complicado acceso al mercado de la vivienda, algo que les resultó más fácil a sus padres y que ellos ahora ven como algo inalcanzable, incluido el alquiler si no es en un espacio compartido.

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La renta media bruta de los jóvenes es un 45 % inferior al salario medio nacional

Según la Encuesta Anual de Estructura Salarial, publicada por el INE en mayo de 2025, en 2023 un joven de entre 20 y 24 años percibió una renta bruta media de 15.364,17 euros, lo que supone un 45 % menos que el salario medio nacional (28.049,94 euros).

Además, hay que tener en cuenta que, si bien buena parte de estos jóvenes no alcanza niveles de ingresos que les obliguen a tributar por IRPF, sí soportan una carga fiscal importante a través de las cotizaciones sociales y, sobre todo, del IVA, lo que reduce su renta disponible y limita sus posibilidades de ahorro y emancipación.

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Entre los principales retos identificados por los expertos se encuentra una elevada precariedad laboral --en 2024, el 60,5 % de los contratos a menores de 30 años fueron temporales, sumado a un 46 % en parcialidad involuntaria-- y un acceso a la vivienda cada vez más limitado y gravoso --según datos del Banco de España, cuatro de cada diez hogares destinan, en promedio, el 40 % de sus ingresos mensuales al pago del alquiler--.

A ello se suman desajustes persistentes entre la formación académica y las demandas del mercado, con un 37 % de brecha entre competencias tecnológicas requeridas y ofertadas; una legislación laboral rígida que desplaza la necesidad de flexibilidad hacia los colectivos más vulnerables, especialmente los jóvenes, a través de contratos precarios; y riesgos crecientes derivados del cambio climático, que afectan de forma desproporcionada a la juventud.

Incluir a los jóvenes en el Pacto de Toledo

Por ello, desde el CGE y Fedea se han planteado propuestas como impulsar la Formación Profesional Dual y Universitaria; actualizar y reforzar los contenidos educativos con un mayor enfoque en competencias digitales o mejorar la orientación profesional desde edades tempranas, adaptándola a las demandas del mercado.

También han instado a crear incentivos fiscales al ahorro con fines como la emancipación o el emprendimiento, dirigidos exclusivamente a jóvenes con rentas bajas o medias-bajas; reducir el déficit estructural para evitar trasladar cargas fiscales a las generaciones futuras o reforzar las ayudas a la crianza y a las familias con menores recurso.

Por último, se plantea abordar la inversión en políticas transversales para jóvenes; incluir a representantes juveniles en foros clave como el Pacto de Toledo para asegurar una visión más equitativa y sostenible del sistema de pensiones y aumentar la construcción de vivienda asequible en zonas de alta demanda mediante la liberalización de suelo disponible y una mayor colaboración público-privada.

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