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¿Quién se casa con quién en España? Así influye en la igualdad de todo el país que los ricos se casen entre sí

Ha aumentado las bodas entre mayores de 50 en los últimos años
Las bodas entre mayores de 50 han aumentado considerablemente en los últimos años. Telecinco.es
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No es solo una cuestión de afinidad, ni tampoco de coincidencias del destino. En España, las parejas no se forman al azar, sino que las personas tienden a emparejarse con quienes más se les parecen en términos de ingresos, nivel educativo o patrimonio. Un estudio reciente, basado en datos reales de Hacienda y del INE lo confirma con contundencia, dejando claro que los más ricos no solo se casan entre sí más que el resto, sino que esa tendencia refuerza la desigualdad de todo el país al concentrar aún más el patrimonio.

El trabajo, elaborado por Silvia de Poli, Jorge Onrubia y Fidel Picos, utiliza microdatos administrativos para cuantificar cómo afecta la elección de pareja a la distribución de la renta y la riqueza en España. Y el hallazgo es claro, determinando que si las uniones se produjeran de forma aleatoria, la desigualdad disminuiría significativamente. Pero eso no pasa.

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“Si los enlaces se formaran como en un sorteo de bingo, la desigualdad sería entre un 7% y un 8% menor en ingresos y patrimonio”, afirman los creadores del estudio tras analizar la estructura de más de 15 millones de hogares españoles.

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Cuanto más ricos, más homogamia

La homogamia, entendida como el hecho de casarse con alguien del mismo estatus económico o social, existe en todas las capas de la sociedad. Pero en la parte alta de la pirámide, se intensifica. Según el estudio, los matrimonios en los que ambos miembros pertenecen al 10% más rico de la población son tres veces más frecuentes de lo que cabría esperar si las parejas se formasen de forma aleatoria.

Este fenómeno no ocurre solo con los ingresos. También sucede con el patrimonio, donde la concentración de la riqueza conjunta de ambos cónyuges multiplica su capacidad adquisitiva y reproduce aún más las diferencias económicas. Y aunque el sistema fiscal español logra reducir la desigualdad en ingresos mediante impuestos y transferencias, no es igual de eficaz cuando se trata de la riqueza acumulada.

“La riqueza representa solo el 18,5% de los recursos totales de los hogares, pero explica el 34% de la desigualdad tras impuestos”, afirman los investigadores. En otras palabras: el dinero importa no solo por lo que se gana mes a mes, sino por lo que se hereda, se acumula… o se comparte en pareja.

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No es solo España: una tendencia global

Este patrón no es exclusivo de nuestro país. En Estados Unidos, por ejemplo, un estudio estima que si el emparejamiento por nivel de ingresos fuera aleatorio, la desigualdad habría bajado 9 puntos en el índice de Gini en 2005 (del 0,43 al 0,34). Lo mismo ocurre en otros países europeos, donde las uniones entre personas con titulaciones universitarias o alto patrimonio también están al alza.

La diferencia, en el caso español, es que la estructura familiar sigue teniendo un papel fundamental como red de apoyo, especialmente en momentos de crisis. Por tanto, la desigualdad que se forma en el núcleo de la pareja tiene más efectos en cascada y afecta al acceso a vivienda, a la educación de los hijos o a las oportunidades laborales del entorno familiar.

Y todo esto, sin contar el factor hereditario, dado que los hijos de dos personas con patrimonio y renta alta tienen muchas más posibilidades de mantener, o incluso de aumentar, su nivel económico.

¿Cómo se podría reducir el impacto?

Aunque no se puede, ni se debería, condicionar la libertad individual de emparejarse, lo cierto es que las conclusiones del informe abren un nuevo frente en el debate sobre igualdad. Si el matrimonio se convierte en un mecanismo que agrava las diferencias, ¿cómo se corrige su impacto?

Los autores apuntan que el sistema impositivo debería reforzar su capacidad redistributiva sobre el patrimonio, no solo sobre la renta del trabajo. También reclaman que las políticas públicas de vivienda, educación y conciliación familiar tengan en cuenta esta brecha estructural que no depende solo del individuo, sino del hogar al que pertenece.

Porque, al final, como demuestra el estudio, no solo importa cuánto gana o tiene una persona, sino con quién se casa. En España, el amor también se escribe en términos económicos.