La bajada de la luz se empezará a notar en el recibo de mayo, según el Gobierno

  • El Gobierno pacta con Bruselas un mecanismo para abaratar el precio de la electricidad

  • Afectará de manera muy directa a los doce millones de consumidores con tarifa regulada

  • Es la gran apuesta del Ejecutivo para conseguir impactar en la inflación y moderar su crecimiento

La medida más relevante del Gobierno para contener la subida de precios está a punto de ponerse en marcha. Apurando el plazo que se habían dado y tras un viaje de última hora para cerrar los flecos, España y Portugal han pactado con Bruselas un mecanismo propio de fijación de precios de la electricidad. Los efectos se notarán ya en la factura de mayo y por lo tanto, en el IPC del próximo mes, según el Ejecutivo.

"Es una muy buena noticia", valoraba a las pocas horas Pedro Sánchez en la sesión de control en el Senado. "Va a ser bueno para consumidores, para pymes y para la industria en nuestro país", ha remarcado el presidente.

Es pronto para saber cuánto ahorro puede suponer para el consumidor, pero tendrá un impacto directo e inmediato en los doce millones de hogares con tarifa regulada PVPC. Son los que ahora mismo están más expuestos al coste del gas, que termina fijando el precio para el resto de energías. No serán los únicos beneficiados; también pymes e industrias con referencias al mercado diario y de manera más indirecta, los que tengan contratos de precio fijo.

La clave estará en una nueva referencia para el gas que supondrá "menos de la mitad de los precios actuales", explican fuentes diplomáticas en Bruselas. "El acuerdo es compatible con el tratado y los reglamentos", insisten. Una cuestión que habían puesto en cuestión en las últimas horas las principales eléctricas del país alertando del "riesgo regulatorio" que suponía activar la llamada "excepción ibérica".

Desacoplar y tope

El acuerdo alcanzado con la Comisión pivota alrededor de dos conceptos que, con el argumento de que somos una península energética, se podrán aplicar en España y Portugal: desacoplar y tope.

1. Desacoplar. El Gobierno lleva meses alertando el efecto "contaminante" del gas en los precios eléctricos. La guerra en Ucrania exacerbó todavía más esta situación. Con el mecanismo pactado solo se pagará cara la luz generada con gas. El resto, no. Se desarticula este poder de contagio al resto de kilovatios durante un año. Eso cubrirá el próximo invierno también. En la próxima temporada de gran demanda de gas, España tendrá esta especie de escudo protector. ¿Que sube mucho el gas? Se reflejará solo en la parte de la electricidad procedente de quemar gas.

2. Tope. Como un precio disparado del gas no puede ser una referencia válida, era necesario construir otra. El Gobierno propuso 30 euros MWh para este combustible, un nivel medio normal antes de que empezaran los problemas con Rusia. Era muy bajo para la Comisión Europea que lo eleva a 50 euros MWh. En realidad, son 40 euros al principio y luego subirá hasta una media de 50 euros. "En el equilibrio de conjunto, el acuerdo es positivo para los consumidores", aseguraba la ministra Ribera.

50 euros de tope gas no son 50 euros de luz

Este miércoles, el precio medio de la luz en el mercado mayorista rondará los 220 euros MWh. El poco viento hará necesario encender muchas más horas las centrales de ciclo combinado (las de gas).

Conseguir limitar a 50 euros el gas no equivale a limitar a 50 euros el precio de la luz. Es como comparar dos palabras que, casualmente se escriben igual en dos idiomas, pero no significan lo mismo.

Así que los 50 euros del gas traducidos al lenguaje eléctrico son unos 140 euros MWh. Ese sería el precio máximo al que se remuneraría al resto de energías que no son gas. Es casi la mitad del precio que recibirán este miércoles. Esto no significa exactamente limitar el precio de la luz a 140 euros el MWh, porque habrá centrales de gas que pueden ingresar más en función de la evolución del combustible.

¿La luz va a costar la mitad que ahora? En lo que va de año, la media ha escalado hasta los 220 euros MWh. Es casi imposible saber hasta dónde puede bajar porque ese cálculo depende de más factores, además del gas.

Entran en juego cuánto producen las renovables, los derechos de emisión de CO2, qué centrales de gas funcionan (no todas tienen la misma tecnología y por lo tanto mismo precio)... Sobre el papel, el mecanismo de ajuste pactado debería contribuir a reducir y limitar las subidas bruscas que viene fijando el gas y aplanar algo esta curva.

La cuestión de las interconexiones

El acuerdo final se ha alcanzado tras una última reunión con la comisaria titular de competencia, Margrethe Vestager. Era con ella con quien había que afinar los últimos detalles, ya que además el encuentro con Kadri Simon, la comisaria de Energía era imposible al encontrarse de viaje oficial en Polonia.

Los precios de la electricidad tienen además derivadas relevantes en el ámbito de la competencia de las empresas y de la unidad de mercado. La última reunión con Vestager ponía de releve esta cuestión, fundamental para la Comisión.

Aunque es verdad que somos una especie de isla energética, tenemos una mínima conexión con Francia. (Conexión significa venta y compra de kilovatios). Nuestro nuevo marco de precios podría generar ciertas distorsiones en el mercado eléctrico vecino. Si España y Portugal van a tener ahora precios algo más bajos eso podía provocar, por ejemplo, que Francia decidiera comprarnos más electricidad.

Para evitar esta situación el Gobierno propuso establecer dos precios diferentes: uno para los intercambios con Francia (sin tocar nada) y otro para la electricidad que se quede en la península. Finalmente parece que será exactamente el mismo en ambos casos. La temida distorsión está limitada por la propia capacidad de las conexiones: aunque los franceses decidieran aprovechar las ventajas de la excepción ibérica, la infraestructura existente les permitiría llevarse relativamente poca.