La OIT pronostica la peor crisis de la economía mundial desde la IIGM: se perderán 230 millones de empleos en el mundo

  • La OIT estima que 1.250 millones de trabajadores trabajan en sectores críticos

La pandemia de coronavirus va a cambiar el mundo y hará desaparecer en el segundo trimestre de este año el equivalente al 6,7 % de horas de trabajo, lo que equivale a las tareas y funciones desempeñadas por 230 millones de trabajadores a tiempo completo teniendo en cuenta un trabajo de 40 horas semanales. El informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 'El COVID-19 y el mundo del trabajo 'El COVID-19 y el mundo del trabajo Estimaciones actualizadas y análisis'es la peor crisis mundial desde la Segunda Guerra Mundial.

La OIT estima que 1.250 millones de trabajadores, esto es, el 38 por ciento de la población activa mundial, están empleados en sectores que hoy afrontan una grave caída de la producción y un alto riesgo de desplazamiento de la fuerza de trabajo.

Entre los sectores clave más afectados figuran el comercio al por menor, los servicios de alojamiento y de servicio de comidas y las industrias manufactureras. Desde el primer comunicado de la OIT, la pandemia ocasionada por el COVID-19 se ha acelerado aún más en términos de intensidad y ampliación de su alcance a nivel mundial. Las medidas de paralización total o parcial ya afectan a casi 2.700 millones de trabajadores, es decir: a alrededor del 81 por ciento de la fuerza de trabajo mundial.

Muchas de las personas que siguen trabajando, incluidos los trabajadores del transporte, la agricultura y los servicios públicos esenciales, y en especial los trabajadores de la salud, están en primera línea, luchando contra el virus y asegurándose de que las necesidades básicas de la población estén atendidas y también van a verse afectados por la pandemia.

En todo el mundo hay 136 millones de trabajadores en actividades de atención de la salud humana y de asistencia social, entre otros, el personal de enfermería; los médicos y demás trabajadores de salud; los trabajadores de centros de atención en residencias, y los trabajadores sociales, así como los trabajadores de apoyo, como el personal de lavandería y limpieza, que corren un grave riesgo de contraer la infección por el COVID-19 en el lugar de trabajo. Aproximadamente el 70 por ciento de los puestos de trabajo del sector están ocupados por mujeres.

Varios sectores clave de la economía sufren una caída drástica de la producción, entre ellos, los servicios de alojamiento y de servicio de comidas, las industrias manufactureras, el comercio al por mayor y al por menor y las actividades inmobiliarias y actividades administrativas y comerciales se verán afectados.

Estos sectores son intensivos en mano de obra y emplean a millones de trabajadores, a menudo mal pagados y poco calificados, en particular en el caso de los servicios de alojamiento y de servicio de comidas y del comercio al por menor. El riesgo económico se hará sentir con especial intensidad entre los trabajadores de estos sectores, que emplean a 1250 millones de trabajadores en todo el mundo, lo que representa casi el 38 por ciento de la fuerza de trabajo mundial. Según el contexto de cada país, estos trabajadores se enfrentan a una reducción drástica y arrolladora de las horas de trabajo, a recortes salariales y a despidos.

"Tenemos que actuar con rapidez, decisión y coordinación. Las medidas correctas y urgentes podrían hacer la diferencia entre la supervivencia y el colapso", advirtió el director general de la OIT, Guy Ryder, quien presentó los datos en una conferencia de prensa virtual.

Se trata del segundo análisis de la OIT sobre el impacto del COVID-19 en el mercado laboral (el primero fue publicado el 18 de marzo) y la mayor novedad es que revela una reducción generalizada de las horas de trabajo, con un mayor impacto en los países árabes, Europa y en la región de Asia-Pacífico, que incluye a China.

Por ahora, los datos sobre la contracción del empleo son limitados, por lo que los economistas de la OIT han preferido utilizar para esta evaluación los cambios en las horas de trabajo, sobre los que existe más información y que reflejan tanto despidos como la reducción temporal del tiempo de trabajo.

Ryder sostuvo que su organización se ha abstenido de hacer "predicciones especulativas" sobre lo que podría ser el panorama laboral este fin de año, en vista de que todo dependerá de cuánto dura la pandemia y de las medidas que los gobiernos van tomando entretanto para aliviar sus consecuencias económicas y sociales.

Por regiones, las mayores reducciones en las horas de trabajo se han registrado en los países árabes (8,1 por ciento, equivalente a 5 millones de trabajadores a tiempo completo), en Europa (7,8 por ciento, o 12 millones de trabajadores a tiempo completo) y en Asia-Pacífico (7,2 por ciento, o 125 millones de trabajadores a tiempo completo).

El análisis por sectores revela una situación especialmente dura para los de hospedaje y restauración, la manufactura, el comercio minorista, y las actividades empresariales y administrativas. El primero, ligado a los viajes y al turismo, emplea al 4,3 % de la masa trabajadora del mundo, mientras que las actividades industriales emplean al 13,9 % de trabajadores.

En el tercer sector están las pequeñas tiendas y comercios (la OIT también incluye en este ámbito la reparación de vehículos motores) y concentra el 14,5 % del empleo mundial, mientras que el trabajo administrativos y de gestión dan trabajo al 4,7 % de trabajadores.

Sobre la cuestión vital de sacrificar la economía a la salud o a la inversa -un debate que retrasó la cuarentena en Estados Unidos, en Brasil y que hace que México aluda esta opción-, Ryder invitó a los responsables políticos "a salir de esta lógica equivocada, no se trata de salvar vidas o la economía, es un falso dilema".

"Es tentador hacer comparaciones con la anterior crisis, la de 2008-2009, pero la verdad es que la magnitud de lo que está sucediendo hoy es la consecuencia directa de las políticas sanitarias que siguieron a esa crisis", recordó.

La crisis financiera de ese entonces obligó a muchos países -algunos de ellos los más golpeados por el COVID-19, como España o Italia- a adoptar políticas de austeridad fiscal muy estrictas y que redujeron los recursos para la sanidad pública. "Las decisiones que tomemos hoy afectarán directamente la manera en que esta crisis evolucionará, así como la vida de millones de personas. Con las medidas correctas podemos limitar su impacto", aseguró el británico.

Para lograrlo, la OIT pide que se activen políticas fiscales y monetarias que estimulen el empleo, así como sistemas de préstamos y apoyo financiero para las empresas. Éstas, por su parte, deben asumir la responsabilidad de "retener a sus empleados y mantenerlos conectados con el mercado laboral"