Autónomos

Hacerse freelance a los 50: "No volvería a trabajar para una empresa salvo que la oferta fuera de locos"

apertura
Encarna Abellán ha encontrado un ecosistema amable en el mundo del freelance.Cedida por Encarna Abellán.
Compartir

Encarna Abellán no quiere oír hablar de incorporarse a una empresa. Está cerca de cumplir los 50, y es autónoma. Dejó su trabajo fijo hace 5 años, cuando la pandemia nos puso a todos ante una nueva encrucijada, y ella fue de las que decidieron cambiar de vida, y le va bien. Marc A., ilustrador y diseñador de 53 años renunció en 2022 a un trabajo en nómina en un estudio de diseño barcelonés para darse de alta como autónomo y trasladarse a un pueblo de pocos centenares de habitantes en el Pirineo de Lleida. Marc ve ahora ve el futuro con cierta preocupación: “es probable que nunca más vaya a tener una nómina y a mi edad, esa es una perspectiva bastante delicada” confiesa.

Encarna y Marc son dos ejemplos de que en el mercado laboral español algo está cambiando. Motivos económicos o personales hacen que muchos trabajadores maduros abandonen trabajos fijos para lanzarse a la aventura de ser freelances.    

PUEDE INTERESARTE

Los mayores de 50 años copan el aumento de autónomos desde 2021. Mientras los mayores de 50 aumentan en 176.000 trabajadores por cuenta propia, los de entre 30 y 49 años caen en 73.000 según un reciente informe de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos, ATA. Además, los mayores de 65 años son el segmento que más crece entre los autónomos, un 40% desde mayo de 2021. Para Lorenzo Amor, presidente de ATA, “sin duda este crecimiento viene motivado por la ampliación de la edad de jubilación en muchos casos y por la jubilación activa, opción que cada día eligen más autónomos que cumplen su edad legal de jubilación”.

Autónomos senior

Autónomo y senior van cada vez más de la mano en el mundo laboral. Prácticamente uno de cada dos autónomos de los que cotizan a la Seguridad Social (el 47%) tiene más de 50 años. Para una generación que tiene por debajo hijos que tardan en echar el vuelo, y por encima padres que necesitan cuidados cada vez más costosos, dejar de trabajar no es viable, y la salida más sencilla es el autoempleo, en ocasiones buscado y en ocasiones, obligado.

PUEDE INTERESARTE

La plataforma de empleo autónomo Malt ha publicado recientemente un estudio que ensalza el valor de los seniors como trabajadores autónomos eficaces y de gran valor. “Los profesionales mayores de 50 que trabajan por cuenta propia no están resistiendo el futuro; lo están liderando. Su motor no es la necesidad, sino la flexibilidad y la autonomía para elegir proyectos, gestionar tiempos y seguir creciendo sin pedir permiso. De hecho, 6 de cada 10 quieren continuar como freelance incluso tras la jubilación” señala el informe.

Es el caso de Encarna Abellán. A sus 48 años se ha asentado en el mundo autónomo después de dejar el trabajo fijo en una empresa de marketing digital. “Durante la pandemia estuve trabajando en casa para unos clientes míos. En la empresa hubo reestructuración de personal y yo aproveché para negociar y establecerme por mi cuenta. He recibido ofertas para trabajar en empresas, pero le he cogido gusto a ciertas cosas a las que no quiero renunciar ahora”, cuenta Encarna a Uppers.  

Hay un patrón que se cumple en los freelances maduros: la gran mayoría lleva más de 15 años como asalariados y casi la mitad, más de 10 años, como autónomos. “Esa doble perspectiva —saber cómo operan las empresas por dentro y cómo se entrega valor desde fuera— les da una visión de conjunto que las compañías valoran para tomar decisiones con menos fricción”, explican desde Malt, un escaparate donde los autónomos pueden ofrecer sus servicios y los empresarios buscar el perfil más adecuado a sus necesidades.  

¿Por qué eligen ser freelance?

Hay varias razones para dar un paso tan decisivo, y todas convergen en un mismo término: flexibilidad. Algunos necesitan conciliar mejor su vida laboral y familiar, otros quieren afrontar retos variados y escapar de la rutina, hay quien quiere modular la intensidad de su trabajo… y ser autónomo es ser flexible, pero eficaz. El impacto del trabajo se reconoce mejor cuando se factura por lo que produces y no por calentar una silla. La satisfacción personal se multiplica. “Yo he conseguido encargos de todo el mundo y he podido viajar y tener experiencias enriquecedoras”, cuenta Abellán, que ha conseguido alguno de sus clientes gracias a esta plataforma.

Buscarse la vida en el mundo laboral trepidante de hoy requiere formación continua. El informe señala que el 95% reserva al menos una hora semanal para ponerse al día y tres de cada cuatro dedican entre 2 y 6 horas cada semana a formarse en nuevas herramientas y metodologías. La IA no les pilla a contrapié: el 89% ya usa herramientas de inteligencia artificial de forma regular y un 4,6% adicional está formándose ahora mismo. Si tienes que producir más hay que automatizar tareas, centrarse en lo principal y aprovechar el tiempo al máximo.

Qué buscan las empresas

Las empresas buscan profesionales freelances que aseguren o mejoren su productividad al menor precio posible. Pero los autónomos senior tienen armas para negociar. Tienen experiencia, lo que proporciona una visión crítica e independiente. Son comprometidos, porque se juegan su prestigio y sus clientes. “Un sénior freelance vive de su reputación: cuida los plazos, la calidad y la relación. La empatía es operativa, no un adorno”, señala el informe. Son ágiles en la solución de problemas y aportan velocidad y criterio en momentos críticos. Y son rentables, porque no generan costes fijos y concentran horas en lo esencial.

¿Hay demanda?

La pregunta es si están las empresas cambiando su forma de conseguir mano de obra. Los defensores del modelo opinan que sí. “Un freelancer sénior suele tener visión sistémica, capacidad de resolución rápida, inteligencia relacional y sentido del negocio. Llega con experiencia, pero también con humildad, con ganas de colaborar y de sumar desde el primer día. No viene a hacer carrera, viene a aportar valor. Y eso es exactamente lo que las organizaciones necesitan hoy: personas con criterio, adaptabilidad y propósito. En una era donde todo cambia tan rápido, la madurez bien llevada no es un lastre, es un ancla. Una empresa que sepa integrar talento intergeneracional estará mejor preparada para los desafíos del futuro" asegura Raquel Roca, freelancer autora del libro Silver Surfers.

Contras

Pero no es oro todo lo que reluce en el mundo del autoempleo. Marc A. explica desde su rincón de los Pirineos que su decisión de dejar el estudio “fue un salto al vacío”, admite, “porque establecerme por cuenta propia pasados los 50 años implica, muy probablemente, que nunca más volveré a tener una nómina, y esa es una perspectiva bastante delicada”.

Lo hizo, explica, porque la pandemia le convenció de lo muy poco satisfactoria que estaba siendo su vida, “en una ciudad que cada vez me gustaba menos, con la que había perdido la conexión emocional”, y llevando una rutina que percibía como “absurda y esclava”. La idea de instalarse en un entorno “más tranquilo y saludable” y convertirse en su propio jefe empezó a resultarle seductora en cuanto varias personas de su entorno empezaron, sencillamente, a renunciar: “Aposté por una manera distinta de vivir y lo hice con todas las consecuencias. Tal vez el punto más delicado de lo que yo concibo como mi plan de rescate personal es que, a este paso, me retiraré siendo autónomo, por lo que es muy probable que me quede una pensión irrisoria, a menos que encuentre la manera de complementarla de manera adecuada”.

Encarna Abellán ve el lado oscuro en que “no tienes horario, y le echas muchas horas todos los días y no puedes relajarte porque tienes que estar buscando cosas siempre. Pero lo que peor llevo es el tema de los impuestos. A los autónomos nos tienen machacados, es un abuso. Yo he vivido en otro país y es muy diferente. Aquí estamos crujidos, es una barbaridad los impuestos que se pagan aquí”, denuncia Encarna.

Marcha atrás

Para finalizar preguntamos a Encarna y Marc si volverían a trabajar en una empresa, y la respuesta es desigual. Marc es más tibio al asegurar que “me lo he planteado, lo de tener pagas extras, vacaciones pagadas y cotizar como es debido la gente no lo valora hasta que no lo pierde. Por otro lado, no sé si podría dejar las pequeñas cosas que te da vivir a tu manera, organizarte los horarios, no pasarte tres horas en coche para ir y volver del trabajo, no aguantar a gente con la que no quieres estar… son muchas cosas que no te dan dinero pero que tienen gran valor para mí”. Encarna es tajante. “No volvería a trabajar para una empresa salvo que la oferta económica fuera de locos y en un sector que me gustara muchísimo, con opciones de teletrabajo y pudiendo conciliar, o sea, algo que casi no existe”.

Por convicción o por obligación lo cierto es que el trabajo autónomo se abre para muchos como una vía para seguir aportando talento, desde la profesionalidad y la seguridad del que sabe lo que hace, y por primera vez, las empresas están buscando ese talento en caladeros antes inexistentes como Linkedin, Malt, Fiverr o Upwork, escaparates donde últimamente luce mucho el talento senior. Si la exclusión laboral de los seniors supone una pérdida de talento y de competitividad, su integración como autónomos abre a muchos un campo de oportunidades por explorar.