Elegir el lugar adecuado para residir tras dejar la vida laboral es una decisión crucial que puede afectar decisivamente a nuestra calidad de vida. Al emprender esta nueva etapa no solo se busca tranquilidad y comodidad, también que el dinero alcance para cumplir nuestros objetivos vitales.

Factores como el coste de la vida, el clima, la seguridad o la sanidad deben ser tenidos en cuenta a la hora de decantarse por un país para jubilarse. No es extraño que muchos pensionistas exploren opciones fuera de España, incluso fuera de Europa, para encontrar el mejor equilibrio entre unas buenas condiciones económicas y un estilo de vida relajado.

En ese sentido, un país que está ganando cada vez más adeptos entre los jubilados es Marruecos. Según el portal francés SFSD, este país del norte de África se ha convertido en un paraíso para muchos pensionistas que, con 1.500 euros al mes, pueden disfrutar de una vida mucho más cómoda y llena de alternativas que en sus países de origen.

Vivir en Marruecos es mucho más asequible que en Europa. Alquilar un apartamento amplio en Marrakech puede rondar los 400 euros mensuales, una cantidad imposible de encontrar en la mayoría de ciudades europeas. Pero es que los gastos cotidianos, como puede ser comer fuera de casa, también son mucho más baratos.

Por ejemplo, un almuerzo gourmet puede rondar los 10 euros. Y los tratamientos médicos, como los dentales, cuestan tres veces menos que en Europa. Son diferencias que permite a los jubilados estirar su pensión y disfrutar de pequeños lujos gastronómicos y recreativos sin tener que preocuparse tanto por el bolsillo.

Más ventajas de vivir en Marruecos: el clima mediterráneo garantiza unas temperaturas suaves durante todo el año, lo que tiene un impacto positivo sobre la salud de las personas mayores. El sol y el aire fresco tienen un efecto revitalizante en muchos jubilados que se sientan más jóvenes y activos.

Otro atractivo para quienes desconfíen del choque cultural es que Marruecos está muy próximo a Europa en este aspecto. El colonialismo francés ha dejado una huella significativa en la lengua y las costumbres del país. No es raro que los franceses se sientan prácticamente como en casa, ya que en muchas ciudades y pueblos hablan su idioma con fluidez.

Para los jubilados no es complicado integrarse en la vida local, hacer nuevas amistades y sentirse parte de la comunidad. Además, Marruecos ofrece una rica oferta cultural y de ocio, desde festivales de música bereber hasta excursiones por el desierto o recorridos por los mercados locales.

En definitiva, la vida en Marruecos no solo es más barata, sino que ofrece un equilibrio entre tradición y modernidad que permite a los jubilados disfrutar al máximo de un segunda juventud.