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Cómo afecta el divorcio a la pensión: los dos casos más frecuentes que debes conocer

¿Cuándo se tiene derecho a una pensión compensatoria?
¿Cuándo se tiene derecho a una pensión compensatoria?. Pixabay
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La pensión de jubilación en España es una prestación contributiva e individual, construida sobre la base de los años cotizados y la cuantía de esas cotizaciones. Sin embargo, la vida personal, y en especial una circunstancia como el divorcio, pueden también influir de manera significativa en la trayectoria laboral, especialmente en las mujeres que, por dedicarse al cuidado del hogar o de los hijos, han tenido carreras más intermitentes. Aunque el divorcio no anula el derecho a una pensión de jubilación, hay dos escenarios concretos en los que sus efectos son decisivos.

Cuando hay pensión compensatoria

El primer caso relevante es el de los divorcios en los que se ha reconocido una pensión compensatoria, es decir, un pago periódico a favor de uno de los cónyuges destinado a equilibrar la situación económica tras la ruptura, según establece el artículo 97 del Código Civil.

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Aunque esta pensión no equivale a una cotización a la Seguridad Social, puede tener efectos indirectos sobre la jubilación. En primer lugar permite justificar una situación de dependencia económica prolongada, lo cual puede servir como argumento en procedimientos donde se solicita el complemento a mínimos en la pensión de jubilación contributiva.

En algunos supuestos, se ha reconocido el derecho a suscribir un convenio especial con la Seguridad Social para seguir cotizando de forma voluntaria, financiado con parte de la pensión compensatoria, evitando así lagunas en la vida laboral. También puede influir en el acceso a otras medidas como el complemento por brecha de género, que exige interrupciones de cotización vinculadas a la vida familiar.

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Por tanto, cuando existe pensión compensatoria reconocida judicialmente, el cónyuge beneficiario puede articular estrategias para mantener o completar su historial de cotizaciones, incluso aunque no vuelva a incorporarse al mercado laboral de inmediato.

Cuando no hay pensión compensatoria

El segundo caso, mucho más frecuente y complejo, es el de los divorcios sin pensión compensatoria. En estos casos, el impacto del divorcio sobre la pensión de jubilación es más severo, especialmente si uno de los cónyuges ha abandonado su carrera profesional durante años para dedicarse al hogar.

Si no se ha trabajado ni se ha cotizado durante periodos largos, y no existe compensación, no se generan derechos a pensión contributiva. El divorcio, entonces, marca una fractura sin red.

La única alternativa en estos casos es el acceso a una pensión no contributiva, que exige carencia de rentas y no haber alcanzado los 15 años mínimos de cotización exigidos para la jubilación ordinaria. Esta pensión es significativamente inferior (menos de 500 € mensuales) y está sujeta a límites de ingresos familiares.

En algunos supuestos excepcionales, como los casos en que se ha probado una dependencia económica total en el marco del proceso de divorcio, los tribunales han permitido suscribir convenios especiales con la Seguridad Social o acogerse a planes de cotización retroactiva. No obstante, estas situaciones requieren acreditaciones documentales exhaustivas, y su concesión depende del criterio de cada Dirección Provincial del INSS.

El divorcio no elimina los derechos ya adquiridos a la pensión de jubilación, pero sí puede condicionar de forma muy profunda su cuantía y viabilidad futura. Contar con una pensión compensatoria o haber planificado la vida laboral antes de la ruptura son factores determinantes. Por el contrario, quienes se enfrentan al divorcio sin cotizaciones previas ni compensación económica pueden ver limitada su protección en la vejez, especialmente si no alcanzan los mínimos contributivos.

Por eso, expertos en derecho de familia y previsión social como los consultados por la OCU y el portal de la Seguridad Social coinciden en una recomendación unánime: anticipar los efectos económicos del divorcio sobre la jubilación es tan importante como negociar la custodia o el reparto de bienes. Porque el futuro, también en términos de pensión, empieza a escribirse mucho antes de la edad legal de retiro.