Planes de pensiones en 2025: ¿Siguen siendo una buena idea? Pros, contras y nuevas alternativas

Los planes de pensiones individuales han sufrido salidas netas de capital por 3.523 millones de euros desde 2020
¿Cómo funcionan los fondos de pensiones y en qué se diferencian con el plan de pensiones?
Durante décadas, los planes de pensiones han sido la principal vía de ahorro para la jubilación. Sin embargo, los cambios fiscales, su baja rentabilidad histórica y la aparición de productos más eficientes han erosionado parte de su atractivo. ¿Sigue teniendo sentido aportar mes a mes a un plan de pensiones en 2025? ¿Qué alternativas existen para quienes buscan asegurar su bienestar financiero en el futuro?
La gran fuga de dinero en los fondos de pensiones
Según los últimos datos publicados, los planes de pensiones individuales han sufrido salidas netas de capital por 3.523 millones de euros desde 2020. La principal razón de esta huida es la drástica reducción del límite de aportación con derecho a desgravación fiscal, que ha pasado de los 8.000€ anuales a solo 1.500€.
Este nuevo límite ha desincentivado a muchos ahorradores, especialmente a los de rentas medias-altas, que ahora apenas pueden desgravar por sus aportaciones y, en consecuencia, buscan otras fórmulas más rentables y flexibles.
A esto se suma un problema estructural: la rentabilidad media de los planes de pensiones en los últimos 25 años apenas ha alcanzado el 2,2% anual, mientras que la inflación media en ese mismo periodo fue del 2,41%. Esto implica que muchos planes han perdido poder adquisitivo, penalizando a quienes confiaron a largo plazo en esta alternativa de ahorro.
Además, la mayoría de estos productos siguen sufriendo comisiones elevadas, lo que lastra aún más la rentabilidad real para el cliente final.
Otro de los aspectos críticos es su escasa liquidez. Salvo en casos muy concretos, no es posible rescatar el dinero invertido. Aunque desde este 2025 se ha introducido la posibilidad de retirar los fondos tras 10 años de la primera aportación, esta medida aún no ha tenido impacto en la mayoría de los que están aportado de cara a su jubilación, ya que afecta solo a planes contratados a partir de 2015.
Además, cuando se rescata el plan, el capital tributa como rendimiento del trabajo, lo que puede suponer un fuerte impacto fiscal si se cobra de golpe en vez de en forma de renta periódica.
Alternativas a los fondos de pensiones
La caída del interés por los planes de pensiones ha abierto la puerta a nuevos productos, especialmente para quienes buscan mayor rentabilidad o flexibilidad:
- ETF de ciclo de vida: CaixaBank y Amundi han lanzado en 2025 una gama de ETF diseñados para ajustarse al horizonte temporal del cliente. Estos productos reducen progresivamente el riesgo a medida que se acerca la jubilación y tienen comisiones mínimas del 0,18 %, muy inferiores a las de los planes tradicionales.
- Seguros PIAS y PPA: Ofrecen flexibilidad fiscal y permiten convertir el ahorro en renta vitalicia con ventajas fiscales. Son especialmente interesantes para quienes no quieren quedar atados a un producto ilíquido.
- Fondos indexados y roboadvisors: Ofrecen diversificación global, costes reducidos y libertad total de movimientos. Según BBVA, los fondos de inversión pueden ser más rentables y flexibles que un plan de pensiones clásico.
¿Siguen siendo buena idea?
En 2025, los planes de pensiones ya no son el vehículo estrella que fueron. Su escasa rentabilidad, la pérdida de ventajas fiscales y su limitada liquidez los han relegado a un papel secundario. Solo quienes se beneficien claramente del ahorro fiscal por su nivel de ingresos podrían seguir viéndolos con buenos ojos. Para los demás, quizás sea mejor valorar otras alternativas financieras.

