Cosas absurdas que sólo hacemos en verano

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Celia Molina I FOTO: REUTERS

Durante todo el año, guardamos unos códigos de comportamiento afines a nuestro entorno social. Vamos en traje al trabajo, elegantes a las fiestas, esperamos el metro con paciencia, servimos la mesa, nos cobijamos de la lluvia para no resfriarnos… Pero, ¿En verano? ¡No, no, no! ¡De eso nada! En verano, nuestro cerebro se da la media vuelta, olvidamos todo tipo de protocolos, las buenas maneras y experimentamos una especie de locura transitoria que nos permite hacer lo que nos dé la gana.

El calor nos hace libres y a nadie le parece inadecuado desnudarse en medio de un parque para tomar el sol, o pasear en bikini por el arcén de una autovía; o llegar a la oficina con el pelo empapado y en chanclas. De hecho, es lo más lógico y comprensible, por lo menos, hasta el 15 de septiembre… cuando todos volvemos a guardar la compostura de forma automática.

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