· Las dos son hidratantes, pero no efecto calmante
Las cremas hidratantes siempre son más grasas que los 'aftersun', lo que hacen que se pierda la sensación de frescor en nuestra piel al echárnosla. Además, en sus fórmulas incluyen aloe vera o la centella asiática, entre otros, con poder calmante, descongestivo y teóricamente antiinflamatorio para que la piel se recupere de los excesos en un tiempo récord.
· Los 'aftersun' te preparan para otras exposiciones al sol
Las cremas 'aftersun' están pensadas para que te las eches después de tomar el sol. Por eso, también tienen en cuenta que tu piel en esos momentos habrá sufrido daños en su superficie y contiene elementos que ayudan a reparar las lesiones celulares. Eso implica que te prepara también para otra sesión de sol para el día siguiente. En cualquier caso, la piel 'tiene memoria' y, si vemos un claro deterioro de nuestra dermis, lo mejor es evitar cualquier exposición y acudir a un especialista.
· Algunos también consiguen que el bronceado dure más
Hay 'aftersun' que tienen componentes autobronceadores que prolongan el moreno o lo potencian. Es importante saber si el que tenemos en casa es de este tipo, porque dependerá entonces de esto la forma en la que lo apliquemos. Para saberlo (si no lo pone explícitamente) tendremos que fijarnos si en la etiqueta pone dihidroxiacetona (o sus siglas DHA). Si lo tienes, has de tener cuidado al aplicártelo: reparte la crema de forma homogénea para evitar 'manchurrones' anaranjados en la piel.
· Echarse los dos tipos de crema tampoco es mala idea
Hay mucha discusión acerca de saber cuál se echa antes, pero una cosa está clara: hay que dejar un rato entre una y otra al aplicarla para que de tiempo a que se absorba. Nuestra recomendación es que sea el 'after sun' el que apliquemos primero tras la ducha y, después, apliquemos la hidratante corporal (porque la primera es menos densa y se absorbe mejor). En cualquier caso, repetimos: no son excluyentes y siempre será mejor echarse las dos que una tras un día de solazo.