El otoño en general y septiembre en particular es la época de la gota fría. Conocida oficialmente como Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), se trata de formaciones a una altura considerable (5.000 metros, más o menos) cuyos efectos varían en función de numerosas variables atmosféricas, es decir, que no todas las DANA tienen los mismos efectos ni la misma potencia.
El ingrediente que más puede desequilibrar la balanza es presencia de aire cálido en superficie. En el caso de la última gota fría que ha pululado por nuestro país, ha sido el detonante de que se hayan producido inundaciones y riadas de gran virulencia, con acumulaciones de hasta 30 litros por metro cuadrado en apenas 15 minutos (los avisos se activan a partir de 15 litros por metro cuadrado en una hora).
De nuevo, parece que a finales de esta semana una nueva invasión fría en altura podría desestabilizar los cielos. En este caso, se formaría en el norte de África, y afectaría a partir del sábado, tal y como apunta nuestra meteoróloga y compañera Rosalía Fernández, "a Levante, extendiéndose a Cataluña y Baleares". Será allí donde podríamos ver lluvias intensas, torrenciales y breves, es decir, las tormentas habituales para esta época del año.
Además, según la Aemet, esta gota fría también afectará a la provincia de Málaga, Almería y el cuadrante sureste peninsular, aunque probablemente las mayores cantidades acumuladas se produzcan el domingo.
Mediterráneo más cálido
Se trata de un panorama que, aunque se repite año tras año, parece que esta vez va a ser especialmente virulento. La razón es que el Mediterráneo está más cálido de lo que debería, concretamente 2ºC por encima de lo normal. Esta situación hará que las DANA que se formen en este periodo adquieran más virulencia, lo que desencadenará en temporales más devastadores y lluvias más catastróficas.
En la DANA del próximo sábado, como en todas, aún es pronto para determinar cuál será la incidencia final y la trayectoria que seguirá a partir del sábado. Al fin y al cabo, las depresiones aisladas son el fenómeno meteorológico más difícil de predecir en España: su carácter bien puede equipararse al de un niño de tres años: sabes que ‘te la va a liar’, pero no sabes cuánto, cuándo, dónde ni cómo.
"Ante todo como siempre, la meteorología es estadística y el tiempo cronológico es decisivo. Estamos hablando a muchos días y debemos esperar a ver cómo evolucionan las cosas", concluye Fernández.