Primero fue 'Ana', luego llegaron 'Bruno' y 'Carmen'. Desde el pasado 1 de diciembre, las borrascas tienen nombre. El objetivo de esta medida es llamar la atención de la gente, así haremos más caso a los avisos meteorológicos, sobre todo en conducción tranquila, quitar macetas de las ventanas y accesos a zonas costeras con temporal. No en vano, las borrascas son fenómenos muy peligrosos que generan fuertes vientos acompañados de lluvia.

Pero no a todas se les pone nombre, tienen que reunir una serie de requisitos: sus vientos tienen que superar los 90 km/hora, tienen que alcanzar una alerta naranja o amarilla, los nombres solo serán utilizados para las borrascas atlánticas de Francia, Portugal y España. Estas son centros de bajas presiones estacionales en el noroeste de la Península. Además, los nombres seguirán un orden alfabético, de la A a la w. Por ello, si la siguiente borrasca cumple todos estos requisitos se llamará 'David'.