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La preocupación por los casos de coronavirus va 'in crescendo', pero no es lo único que ocupa a la comunidad científica en esta recta final del invierno de 2020. A punto de despedir la estación, sobran días para saber que ha sido la más calurosa en Europa de toda la serie histórica, quedándose 3,4ºC por encima de la media habitual (periodo 1981-2010). Y en España esto se ha notado mucho.
Si hace nada conocíamos gracias al portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo, que febrero de 2020 ha sido el más cálido en nuestro país desde 1990, cuando se marcó un récord alarmante, ahora hemos sabido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que la misma situación se ha vivido en toda Europa entre diciembre y marzo.
En la memoria de los daneses este será "el invierno que nunca fue", como describió recientemente el climatólogo Mikael Scharling, del Instituto Meteorológico de Dinamarca, con apenas nieve para las acumulaciones que acostumbran a ver y un 'calor' sorprendente. Tampoco en Francia se ha dejado sentir mucho: la agencia Meteo France ha hecho balance y el resultado es claro: es el más caluroso desde que se realizan mediciones, es decir, 1900.
Para confirmación de lo que ya se veía venir con múltiples récords a lo largo y ancho del continente -véase Moscú, que ha registrado su primer invierno con una temperatura media positiva desde 1821-, la OMM coloca la media de temperaturas de este invierno 1,4ºC por encima de la marca más alta anterior, la de 2015-16 -cuando hubo un fuerte fenómeno de El Niño-.
Si comparamos con el promedio del periodo de referencia 1981-2010, la cifra es casi el doble de alarmante: ha sido 3,4ºC más cálido.
Si nos fijamos en febrero, cuando vivimos un veranillo con múltiples récords de temperatura más alta para el mes, encontramos que a nivel europeo fue 3,9ºC más caluroso de lo normal. En nuestro país y la vecina Francia, además de ser el más cálido de la historia, fue el más seco.
Echando la vista atrás un mes más, enero batió récords de calor a nivel mundial.
El índice de la NAO (Oscilación del Atlántico Norte), que define el gradiente de presión superficial a gran escala en la región del Atlántico Norte ha sido predominantemente "positivo" toda la estación, recalca la OMM.
Y esto ¿qué implica? Principalmente, cuando esto ocurre, se asocia a condiciones más húmedas de lo normal en el norte de Europa y condiciones más secas que el promedio para el sur de Europa y la región mediterránea. Lo cual coincide con el invierno lluvioso registrado en Reino Unido y el extremo contrario, que se ha dado por ejemplo en España.