La costa de Cádiz tiene fama de traicionera. En imágenes parece el paraíso, pero una vez estás sobre la arena, sus consecuencias son impredecibles. La llegada del viento de levante por el este no deja tregua. Con rachas que en ocasiones rozan los 100 km/h, el mar de fondo es el primero en sufrir las consecuencias. La resaca gana fuerza y, desgraciadamente, tal y como hemos ido viendo a lo largo de los últimos días, muchas veces acaba con la vida de algunos bañistas.
Muy recientemente, la playa de Barbate ha contabilizado en tres los ahogados. Y lo peor de todo es que este tipo de tragedias suelen ser propiciadas por un exceso de confianza de las víctimas. La dinámica de las olas gaditanas es muy difícil de predecir, así que precaución ante todo: puedes disfrutar de unas estupendas vacaciones en Cádiz sin necesidad de poner tu vida en peligro.