Descubre los diferentes tipos de arcoíris

Marcos Fernández* | Meteoralia 09/04/2016 08:30

Sin embargo, no todo lo que vemos es verdad. El arcoíris consiste en la descomposición de la luz solar en el espectro visible cuando los rayos atraviesan gotas de agua o partículas de humedad. Sobre esta base se originan diferentes versiones de este fenómeno meteorológico.

Estamos acostumbrados a contar los siete supuestos colores del arcoíris: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Casi sin pensarlo contamos cada una de las franjas para comprobar que están todas y, aunque nuestro cerebro nos dice que sí, realmente no está engañando.

El arcoíris, en origen, cuenta con los tres colores primarios: rojo, verde y azul y tres secundarios: anaranjado, azul y violeta. El añil, por extraño que nos parezca es una ilusión óptica que responde a la ‘Ley de los Siete’ y de la armonía perfecta. Newton afirmó en 1666 que el arcoíris era máximo exponente de esta ley, como lo son también las siete notas musicales o los que hasta entonces eran los siete astros conocidos.

El inglés no fue el primero en catalogarlo. Antes que él, René Descartes, en el año 1637 ya había estudiado este ángulo 138, que permite que siempre podamos verlo aunque no nos encontremos justo entre el arcoíris y la lluvia.

Pero, al margen de esta anécdota del arcoíris más clásico, en el cielo se distinguen otros más extraños y fascinantes, que demuestran que este fenómeno óptico desafía a las reglas a la sencilla nemotecnia que hemos interiorizado desde que éramos unos niños.

La descomposición de la luz blanca en cada uno de los colores que componen el arcoíris puede sorprendernos y mucho. De demostrarlo ya se ha encargado hace pocos meses el científico atmosférico Jean Ricard, que pertenece al Centro de Investigación Meteorológica de Francia, país en el que la Meteorología es un tema de conversación recurrente y de gran tradición popular.

Hasta ahora, cuando hemos clasificado los arcoíris hemos tenido en cuenta la clasificación vigente de mitad del SXX, en la que son las gotas de lluvia las que terminan de definir los diferentes tipos de arcoíris interactuando con la luz solar. También habría que tener en cuenta aquí la posición del sol.

El más común, junto al clásico, es el doble arcoíris, que reproduce de forma más tenue el mismo arco principal. Los arcoíris dobles se caracterizan por tener los colores invertidos respecto al primero. En ocasiones, en este tipo concreto, pueden formarse bordes brillantes en las partes inferior y superior de cada una de las bandas. Cuando esto sucede hablamos de arcos supernumerarios.

Y es que, a pesar de Newton, el arcoíris no responde a ese canon de perfección que se creía en el SXVII. Ni tiene siete colores ni es único, ya que puede ser doble. Pero, además, le pueden faltar también algunos de los colores que damos por hecho en un arcoíris.

Esta variación es posible por la altura del sol en el horizonte, según los grados que ocupe. A 70 grados predominan los colores fríos, como el verde o el azul. Sin embargo, cuanto más cerca está el sol de la línea del horizonte más cálidos serán los colores. En ese contexto, el arcoíris se tiñe de rojos, amarillos y anaranjados.

Esta predominancia de unos colores del espectro sobre otros tiene su lógica, ya que cuando el sol se acuesta sobre el horizonte, los rayos del sol hacen un mayor recorrido sobre la atmósfera terrestre. Colores como los rojos y los anaranjados logran pasar e imponerse sobre los fríos. Ocurre tanto al amanecer como al atardecer.

Las gotas de lluvia también influyen en los arcoíris, porque si las gotas de lluvia son minúsculas vamos a ver colores muy difuminados, más pastel y tendremos que adivinarlo en el cielo, ya que solo se formará parcialmente. No es lo mismo que una lluvia intensa, que favorece la descomposición de la luz blanca en los 6 colores con mayor nitidez, por ejemplo, tras una tormenta de verano que ha descargado un intenso aguacero. Es ahí cuando se ve en todo su esplendor y con los colores más vivos.

Dentro de los más extraños, y de los menos vistos, se encuentran los llamados glorias. Este tipo de arcoíris solo se forman al paso de un avión gracias a la proyección de su sombra.

En el caso de unos y otros con la lluvia intensa, las gotas más grandes son aplastadas por la resistencia al aire en su caída libre. Cuando se produce, los colores son mucho más intensos en las bases que en las cretas. Y cuenta la leyenda, que detrás de estas tonalidades tan brillantes e intensas se encuentra una olla de oro de la que nace el arcoíris más potente. ¿Será verdad?

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*Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.