Traducen al español el Atlas Internacional de Nubes: guía para diferenciarlas desde el balcón
Recopilamos algunas nubes del Atlas que acaba de traducir al español la Organización Meteorológica Mundial
Seguramente todos los que ahora nos interesamos por la meteorología nos echábamos de niños al césped y adivinábamos formas en las nubes tirando de creatividad. Pues bien, los dibujos imposibles que nos regala el cielo –a veces 'enladrillado', a veces presagiando tormenta– responden a diferentes procesos que desde hace unos años figuran en un Atlas de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que acaba de ser traducido al español. ¿Quieres aprender un par de cosas de las nubes?
Qué mejor momento para observar las nubes que durante la cuarentena, sobre todo teniendo en cuenta que la previsión de tormenta nos va a traer alguna que otra formación interesante. Vamos a ello.
Cumulonimbus: ojo, se acerca tormenta
El Atlas de Nubes que la OMM acaba de traducir al español, el francés, el árabe, el chino y el ruso reúne los tipos y ayuda a identificarlos. Por ejemplo: si se ven rayos y se oyen truenos, la respuesta es clara, se trata de un cumulonimbus. Esto es, una nube muy, muy espesa, a veces gris, que suele gestarse cuando se avecina chaparrón o granizo.
Crestas de olas: ¡Saca la cámara!
Hay casos en que las siluetas son mucho más originales. Entre las más únicas están las que parecen crestas de olas, las llamadas fluctus o, poniéndonos más científicos, ondas de Kelvin-Helmholtz. Para que se formen es necesario que el viento sea más rápido en su parte superior que en la inferior, y generalmente se producen porque coinciden dos masas de aire de distintas características. Si pillas esta nube, aprovecha para echarle una foto antes de que se te escape, ¡no suelen durar mucho!
Agujero entre nubes o 'skypunch'
Otra que rara vez verás, si llegas a hacerlo, es una que tiene tantos calificativos como vienen a la mente, desde agujero en el cielo hasta el 'skypunch' o, traducido, puñetazo en el cielo, aunque su nombre según el atlas de nubes es cavum. Cuando se produce, se aprecia un vacío entre las nubes, en general redondo, que a muchos les gusta incluir en su lista particular de nubes ovni.
Nubes alienígenas: demasiado perfectas
Aunque para nube ovni de verdad, la extrañísima lenticular. Si además la pillas en tonos anaranjados al atardecer, te parecerá doblemente marciana. Se suelen dar sobre montañas o valles cuando sopla fuerte viento, y su silueta es tan, tan perfecta que parece pintada en el cielo. En general no significan que vaya a llover, aunque tampoco que no vaya a hacerlo.
Humilis: las de dibujos animados
Las típicas de la intro de Los Simpsons, que se reparten por el cielo como flotando, monísimas sobre un fondo azul y de un blanco nuclear. Son las humilis, un tipo del género cumulus que solemos asociar a las lluvias. Con la diferencia, eso sí, de que en este caso no son muy densas y por tanto no tienen por qué ser presagio de precipitación. Aunque si huele a húmedo, ándate con ojo.
Nubes a pinceladas
También están los cirrus, casi imperceptibles su no te fijas directamente, aunque llaman mucho la atención. Más que nubes, parecen filamentos de nubes. Son hilos que atraviesan el cielo casi en línea recta y dejan entrever el fondo, incluso si aparece la Luna antes de ponerse el Sol como suele pasar la verás entre los cirrus. Apenas cargan humedad, y por tanto no verás que descarguen agua.
El cielo está enladrillado...
Otras parecidas a las anteriores son los cirrocúmulos, o más popularmente conocidos como 'cielo enladrillado o aborregado'. Además de marcarte el refrán cuando las veas, a partir de ahora puedes quedar de lujo presumiendo de conocimientos. Por ejemplo, aunque no suelen significar que vaya a llover, debes saber que si empiezan a multiplicarse te tocará sacar el paraguas. Menos en cuarentena, claro, ahí tendrás que meter la ropa tendida.
Asperitas: el mar en el cielo
Y, como punto final de esta recopilación de nubes del atlas de la OMM, unas de las más interesantes: las asperitas, que fueron introducidas en 2017. Su aspecto es hipnotizante porque parecen olas invertidas o una sábana acariciada por el viento cuando se forman con ondulaciones suaves. Cuando lo hacen con crestas más definidas o de manera más caótica son igualmente fascinantes. Son frecuentes después de una tormenta.