Urrusolo Sistiaga, "el hombre de las mil caras", pide a ETA que deje las armas

ANA BELÉN MARTÍN 26/11/2009 18:52

Lo han hecho a través de una carta que han enviado a varios diarios vascos, entre ellos el Gara, que no la ha querido publicar. Urrusulo Sistiaga y Guisasola se muestran muy críticos y quieren que sea la propia ETA la que tome la decisión de dejar de matar: “Lo deseable sería que ETA decidiera el cierre de la lucha armada, entre otras muchas razones, también porque en torno a la lucha armada se ha fomentado una cultura política, una mentalidad y unas actitudes sectarias, cada día más alejadas de los valores fundacionales de la Izquierda Abertzale y que se hacen insoportables fuera de los ghettos de los "incondicionales".

En la misiva aseguran que en las cárceles hay muchos presos que piensan como ellos, “a pesar de que unos pocos transmitan otro discurso en los comunicados oficiales en nombre de todos los presos”.

Urrusulo Sistiaga y Carmen Gisasola no son, precisamente, dos desconocidos en el mundo de ETA. A él, la policía le conocía como “el hombre de las mil caras”… su capacidad para camuflarse con pelucas, bigotes postizos, etc., lo hicieron durante años uno de los etarras más escurridizos. Formó parte del “Comando Madrid” de los 80. Tiene 16 asesinatos a sus espaldas y presuntamente organizó el secuestro del empresario Emiliano Revilla. En el 92 criticó abiertamente al jefe de ETA, a Francisco Múgika Garmendia. Llegó a pedir su destitución por falta de eficacia. Luego se desligó de la banda y se instaló con su familia en la localidad francesa de Rooumagne, a cien kilómetros de Burdeos. En 1997, la policía lo detuvo en un control de carretera. Sus vecinos no podían creer que ese padre de familia modélico, tenía dos hijos, que se hacía pasar por arquitecto fuera en realidad un destacado miembro de ETA.

Gisasola, conocida por “Lourdes”, fue la tercera mujer en la historia de la banda terrorista en acceder a la cúpula. Sólo María Dolores González Katarain,“Yoyes”, y Elena Beloki lo hicieron antes que ella. Entró en ETA con apenas 21 años y está acusada de participar en 33 atentados que costaron la vida a 24 personas. El 17 de noviembre de 1990 fue detenida en Las Landas. Fue expulsada de ETA dos años después de firmar un manifiesto promovido por José Luis Alvarez Santacristina, “Txelis”, en el que pedían a ETA que declarase una tregua.