Rostros serios, ceños fruncidos y recriminaciones cruzadas de principio a fin: así ha transcurrido la segunda votación del debate de investidura en el que Pedro Sánchez ha visto certificada la derrota. Incapaz del acuerdo con su socio predilecto, Pablo Iglesias, los resultados arrojaron 124 votos a favor por 155 en contra y 67 abstenciones. Toca ir a septiembre para intentar aprobar el curso que han suspendido hoy. El reto: recuperar y evitar las elecciones.
No será fácil, a juzgar por la tensión mostrada hoy por ambos dirigentes, aún más distantes que antes del debate.
“Entre fuerzas de izquierdas la investidura debería haber estado garantizada desde el primer momento”, considera Sánchez. Pero Iglesias le ha dejado claro que en las últimas semanas ni siquiera se han dirigido a ellos “con el respeto que debería merecer un socio de Gobierno”.