El amarillo debe inundar todo el país, aunque sea a más de 3.000 metros de altura. La obsesión por este color dentro del mundo independentista ha alcanzado su punto culminante este 1-O. Ya colocan trampas en los lazos para evitar que los que desean quitarlos de la vía pública puedan hacerlo sin lesionarse: no faltan cuchillas, piedras, excrementos, zepos. De hecho, y según publica El Heraldo, el independentismo catalán es capaz de llegar hasta el Aneta para convertir su cruz en amarilla o redecorar el pedestal de la Virgen del Pilar con lazos.
Este acto, ya calificado de vandálico se ha llevado a cabo entre la noche del domingo y la mañana del lunes, coincidiendo con el 1 de octubre, aniversario del referéndum ilegal celebrado en Cataluña por el gobierno separatista. La imagen se ha difundido a través de las redes y lo ocurrido ha causado un profundo malestar entre los montañeros aragoneses. No es la primera vez que la comunidad vecina se apropia de la cumbre más alta del Pirineo (3.404 metros), ubicada en Aragón, pero sí es la primera en que ambos símbolos reciben esta afrenta.
El pasado junio, la cruz del tozal de Asba 1.438 metros también apareció pintada de amarillo. El independentismo catalán también ha dejado sus marcas en parajes del Pirineo aragonés durante los últimos meses.
Desde el Ayuntamiento Benasque, el concejal Félix Jordán de Urriés, habla de falta de civismo y de respeto. Es un hecho, decía, que sobra porque recordaba que el Aneto, a través del proyecto POCTEFA ‘Reino del Aneto’ es símbolo de unión y concordia y no de separatismo.
El acto ha generado indignación entre los montañeros y los habitantes de la localidad, que consideran de falta de respeto lo ocurrido en el Pirineo aragonés. Parece ser el legado del procés.