Quieren recuperar, nunca mejor dicho, su Fortuna. Porque el yate de 42 metros de eslora, con 3 cubiertas, salón, cocina, comedor y avanzada tecnología, tiene un valor añadido, a pesar de los 13 años que está a punto de cumplir: su hasta ahora distinguido propietario. Surcar la mar a 25.000 euros por depósito no está muy bien visto en tiempos de crisis así que el monarca, por austeridad, decidió usar este otro barco más modesto y renunciar a él. El uso más rentable para los empresarios es desde luego recuperarlo, así que en un claro ultraje a Santa Rita no han dudado en reclamárselo a Patrimonio Nacional. Porque el fin del obsequio de 18 milllones de euros era que lo usara el Rey, con quien posan decididos. Si ya no lo hace, la Fundación Turística y cultural de Baleares que se lo regaló, si puede, le sacará provecho.