Cómo viajar con tus hijos adolescentes y conseguir que funcione: "Hay que implicarles en tomar decisiones"

Cómo viajar con tus hijos adolescentes
Viajar en familia con adolescentes puede ser una experiencia muy positivagetty images
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Viajar en familia puede ser más complicado cuando los hijos llegan a la adolescencia. Es más difícil convencerles de hacer una escapada todos juntos, ya que están en ese momento en el que prefieren explorar por su cuenta y vivir experiencias ajenas al mundo de los padres. Sin embargo, no es imposible encontrar maneras de compartir tiempo de calidad con ellos, e incluso estrechar los vínculos que os unen. La creadora de contenido Natalia Ovejero, @elmundo.en.mispies en Instagram, recopila en 'Viajar en familia' (Libros Cúpula), consejos y trucos para conseguir que hacer las maletas y lanzarse a la aventura en familia siga siendo una experiencia inolvidable a cualquier edad.

Diana Al Azem, fundadora de la plataforma Adolescencia Positiva: "Para entender a los adolescentes, es fundamental conectar con ellos desde la empatía"
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¿Qué papel deberían tener los hijos adolescentes en la planificación del viaje familiar?

Todos hemos pasado por esta fase de incomprensión y sensación de pelmazo al viajar con nuestros padres, de ahí la importancia en la implicación a la hora de planificar un viaje. Que muestren interés por algún destino es beneficioso a corto y largo plazo. Les implicamos en tomar decisiones y a la vez estamos respetando su nueva etapa, haciéndoles sentir empatía y, por supuesto, reforzando nuestro vínculo y lazo familiar. La relación y comunicación en esta etapa es fundamental, ya que conseguiremos una mayor resolución de conflictos, sobre todo cuando viajamos.

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Tres destinos que recomiendes especialmente visitar con adolescentes

Todo depende del gusto personal de cada uno de ellos. Muchos están más interesados en destinos cargados con actividades deportivas y otros son más cosmopolitas, y visitar la Gran Manzana es sinónimo de éxito. Mis tres destinos estrella por dar un ejemplo más concreto y generalizado son; países asiáticos, donde pueden experimentar otro tipo de sensaciones, diversión y actividades de todo tipo. Algo más alocado, como hacer la ruta 66, donde podrán vivir la vida americana. Y por supuesto, algún destino caribeño. Dónde estar en un todo incluido, lleno de actividades y diversión incluso nocturnas, es la clave para un viaje con adolescentes.

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¿De qué manera podemos equilibrar las actividades familiares con la independencia que suelen reclamar a su edad?

Partimos de la base que, todo el mundo, tanto adultos como peques, necesitamos nuestros momentos de descanso e independencia, en casa y fuera de ella. Cuando tienen más corta edad, esa sensación de libertad va ligada a los periodos de descanso corporal, como las siestas, los momentos en los que les bañamos y se quedan tranquilos cenando en el alojamiento, o incluso en pequeñas partes del día cuando nos detenemos a tomar un almuerzo. También se necesitan descansos donde implique una actividad física, pero que no sea elegida por los adultos. Pongamos como ejemplo una galería sensorial, alguna cafetería con un rincón para ellos, un almuerzo con un mini rato de pintura, o simplemente, algo tan sencillo como un ratito en algún parque, donde puedan jugar con sus iguales.

¿Recomiendas dejarles solos en ciertos momentos?

Solos, pero bajo supervisión. Esa sensación de libertad y desfogue en una zona tipo parque o espacio con monitores está genial para los más pequeños. Para los adolescentes, entiendo que hay ciertos planes como subirte en la última novedad del parque temático que puede que tú no soportes. Dale la libertad de que puedan probarlo, porque estando en las inmediaciones mientras se monta no pasa absolutamente nada.

Tres pautas para que el viaje no sea una constante fuente de conflictos con ellos

  • Equilibrar los itinerarios y por supuesto los destinos. Si una vez elige uno, la siguiente vez otro. En los itinerarios es más fácil, porque podemos alternar muchos planes, por ejemplo un free tour, con un musical por la tarde. Una excursión organizada toda la mañana, con un picnic y un poquito de diversión en algún lugar chulo que les motive a soltar adrenalina.
  • La gastronomía. Parecerá una tontería, pero supone un problema para muchas familias que quieren viajar. No todo el mundo come de todo, ni todos los peques lo pasan igual. A mi no me gusta obligar, pero si que incito a probar. Uno no sabe si le gusta o no, hasta que no lo prueba y no crea una opinión sobre ello. Si algo no les gusta, ya habrá otro momento en casa de dar una segunda oportunidad, intenta no hacérselo pasar mal con otro tipo de gastronomías. Nosotros vamos cambiando a cada etapa y el paladar afortunadamente también.
  • La paciencia. Si no la tienes, te desesperas mucho más que en casa, porque al salirse de nuestro espacio personal, diario y rutinario, la situación puede llevar a estabilizarse provocándonos ciertos momentos de descontrol.

Tres errores comunes a evitar en un viaje con adolescentes

  • No mantener una conversación clara desde el principio, donde podamos delimitar ciertos temas que nos preocupan a ambos, como el presupuesto que vamos a invertir de manera personal en algo que queramos comprar, el uso de datos móviles…
  • Aventurarse sin hablar previamente del propósito del viaje; itinerarios, ritmos… Como siempre digo, es necesario mantener una balanza donde podamos mezclar todo tipo de planes. Si madrugamos por una razón, pues luego descansamos y hacemos una actividad más descansada u ociosa.
  • La ropa. Ni se pueden llevar tres maletas, ni podemos tener la habitación del alojamiento como si hubiera pasado un tsunami. Dialoguemos para seguir manteniendo el orden y la higiene dentro y fuera de casa. Parece que no, pero es un tema importante a tratar.

¿Cómo debemos gestionar el uso de dispositivos móviles y redes sociales durante el viaje? ¿Tiene sentido limitarles la tecnología?

Es evidente que ellos viven en la era tecnológica, donde incluso, las mismas instituciones les mandan todas las tareas en formato digital, pero… ¿hasta qué punto es bueno moderar esto? A mí me abruma estar todo el día pegada a una pantalla, acabas aturdida y desorientada. ¡A ellos les pasa igual! Sí consumen mucho, el cerebro se atrofia y la creatividad se disipa. Así que, con todo esto quiero decir, que podéis utilizar las pantallas para hacer un uso razonable, donde en pequeñas partes del viaje compartáis el momento en ver una película, una serie, hacerlo en inglés y reforzar la segunda lengua, o incluso algún juego digital.

Un rato está bien como pasatiempo para cubrir las horas de avión, autobús… pero no más. Mi marido y yo consideramos que es suficiente momento. El resto del viaje tiene que servir para conversar o hacer planes divertidos. Si no se te ocurren muchos, ya he pensado yo por ti. En el libro hay cientos de actividades, para cada etapa evolutiva, divertidas y cargadas de aprendizajes. Os prometo que no se acordarán de las pantallas cuando estáis continuamente pasándolo bien y ocupando el tiempo de manera tan positiva.

¿Es conveniente pactar horarios con ellos?

Me parece esencial a cualquier edad. De pequeños, para no romper de manera tan drástica su monotonía y rutina cotidiana. Cuando estamos de viaje nos excedemos, pero sin sobrepasar tanto los límites para que ellos puedan descansar bien y no les cueste en exceso volver a la rutina, sobre todo después de escapadas en las que rápido hay que volver al cole. Y en mayores, porque luego están cansados, se quieren levantar más tarde y rompen al día siguiente de viaje. Entiendo, que en adolescentes mucho más adentrados en edad adulta quieran algún día trasnochar y hacer algún plan más diferente. Debemos equilibrar la balanza con respecto a todos los miembros de la familia, para poder adecuar todos los planes y actividades que están establecidos y todos satisfagamos nuestros gustos y necesidades.

¿Qué hago si simplemente mi hijo adolescente se niega a ir con nosotros?

Muchos hemos pasado por esa fase. Yo me negué rotundamente a salir más con mis padres. Prefería pasar el rato en mi pueblo con mis abuelos y rodeados de mis amigos que hacer los viajes con mis padres a los dieciocho. Luego cambias, maduras y vuelves a querer ir con ellos; pero esa fase es catastrófica para ambas partes. Quizá porque no se ha forjado un vínculo lo suficientemente fuerte y embriagador para querer seguir viajando con ellos o también porque no te dejan tener una parte de implicación en los viajes. El no seguir manteniendo esa relación, esa comunicación con feedback es importante y hace mella.

Honestamente me hubiera encantado poder sentirme más comprendida en la adolescencia, y como yo, muchas personas más. Hoy día quizá es más fácil, hay muchas charlas, libros experienciales y una educación más en positivo, que te ayudan mucho a como poder seguir forjando ese vínculo entre ambos. Nuestro granito de arena, es que sigas viajando y creando recuerdos maravillosos. Cada viaje no es un destino, es un aporte sentimental y embriagador que nos une. Yo solo veo consecuencias positivas a corto y largo plazo, incluso para afrontar tu edad adulta.