SALUD Y MENOPAUSIA

Lucía Yturriaga, de pasar una enfermedad a crear una comunidad para ayudar a las mujeres con menopausia

Lucía Yturriaga es la creadora de Womanhood, un espacio donde darle respuesta a los síntomas de la menopausia.
Lucía Yturriaga, creadora de un espacio donde darle respuesta a los síntomas de la menopausia.CEDIDA
  • Hace unos años Lucía decidió dedicar tiempo a buscar información sobre el climaterio, y la enfermedad que le estaba causando, y compartir sus descubrimientos

  • "Qué manía tenemos las mujeres de restar importancia a lo que duele", se lamenta

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La menopausia es esa etapa natural en la vida de todas las mujeres que, pese a su universalidad y a todos los avances científicos que se han logrado en el campo de la medicina y el cuidado personal, sigue estando rodeada de desconocimiento, estigmas y silencios en pleno siglo XXI. Muchas mujeres atraviesan este proceso sin la información ni el acompañamiento que necesitan, enfrentando síntomas físicos y emocionales que impactan su calidad de vida sin saber a quién recurrir.

Una de estas mujeres tiene nombre y apellidos: Lucía Yturriaga, quien hace unos años, en lugar de sentarse y asumir con paciencia que la menopausia había llegado y que debía “aguantarla sin más”, decidió dedicarle tiempo a buscar información sobre el climaterio (y la enfermedad que descubrió le estaba causando) y se lanzó a compartir sus descubrimientos en Internet. Fue así como nació Womanhood, una comunidad que ofrece respuesta a todas las dudas que surgen en torno a la menopausia (de la mano de un amplio abanico de expertos) “para acompañar a otras mujeres y evitar que pasen por el mismo laberinto que yo”, explica.

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Lucía ha compartido su experiencia en Uppers, contándonos cómo reaccionó su entorno cuando, con 50 años, decidió dejar un puesto directivo en su trabajo para centrarse de lleno en Womanhood; el impacto que tuvo su enfermedad en su vida personal y profesional e incluso cómo ayudó a una mujer que, gracias a un chequeo que se hizo “por si acaso”, detectó una “patología incipiente que, cogida tarde, habría sido seria”.

¿Cómo descubriste que los síntomas que estabas experimentando estaban relacionados con la menopausia?

"Al principio no relacioné nada con la menopausia. Sentía que mi cuerpo, mi ánimo y hasta mi paciencia iban por libre y me preguntaba: “¿Qué me está pasando?”. De hecho, lo achacaba al estrés, porque no conocía a ninguna mujer de mi generación que hablara abiertamente del tema ni, mucho menos, que confesara estar pasándolo mal. Además, todo coincidió con la pandemia, así que tocó investigar en solitario: me sumergí en artículos, foros y algún que otro libro especializado, tratando de unir cabos. Las piezas fueron encajando despacio, hasta que la clave apareció por casualidad en la consulta de una experta en salud hormonal. Fue la primera persona que me habló de la menopausia en toda su dimensión, más allá de los sofocos, y entonces hice clic: comprendí que el hilo conductor de todos mis síntomas era el cambio hormonal".

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¿Qué impacto tuvo esa enfermedad en tu vida profesional y personal?

"Tener un liquen escleroso vulvar —sumado al cóctel hormonal de la menopausia— me sacudió en todos los frentes. En lo físico, el dolor y la irritación eran permanentes; había días en que caminar era como llevar papel de lija pegado al cuerpo. Súmale el insomnio, la fatiga, los sofocos… a mediodía ya estaba en modo “batería agotada”. Y esto afecta a todo, y en todos los planos, a nivel personal y a nivel profesional, en lo físico y en lo emocional. Además, reconozco que hasta que entendí qué me pasaba quise aparentar normalidad, sobre todo en el trabajo. Qué manía tenemos las mujeres de restar importancia a lo que duele".

¿Sentiste apoyo de tu entorno cuando tomaste la decisión de dejar tu trabajo?

"Si te soy honesta, hubo un poco de todo. Luis, mi marido, fue la persona que más me apoyó, aunque la tónica general de la gente más cercana es que pensaban que me había vuelto loca, por renunciar a un puesto directivo, dejar la seguridad de un salario y un estatus profesional para emprender algo totalmente nuevo, y encima a los 50 años. Hubo mucha sorpresa e incluso preocupación a mi alrededor. Esta aventura era (y es) mi sueño y mi convicción, así que seguí adelante. Y ¿sabes qué? No me arrepiento en lo más mínimo de haberlo hecho".

Una mujer nos escribió que, gracias a lo que leía en Womanhood, por fin pudo explicarle a su marido qué le estaba pasando y por qué no era “dejar de querer”, sino hormonas y dolor de fondo

¿Qué tipo de apoyo o información sentiste que hacía falta y ahora tú brindas a través de Womanhood?

"Lo que más eché en falta fue información rigurosa, completa y contada en castellano real, sin jerga médica ni dramatismos. Cuando aparecieron mis síntomas, iba montando un puzle a ciegas: un artículo sobre sofocos por aquí, otro sobre insomnio por allá, cero pistas sobre libido, articulaciones o salud mental. Y, mientras tanto, nadie que te acompañe. Tampoco ayuda la peregrinación de especialista en especialista: gine, endocrino, dermatólogo, psicólogo… ¿Quién coordina todo ese rompecabezas? Womanhood nació para tapar ese hueco. Reunimos a ginecólogas, endocrinos, fisioterapeutas de suelo pélvico, psicólogas, sexólogas, etc. bajo un mismo techo y, juntos, traducimos la ciencia a un lenguaje que apetece leer".

¿Podrías compartir alguna historia de impacto que te haya conmovido?

"¡Por supuesto! De hecho tengo varias que recuerdo con mucho cariño. La primera la llamo “un chequeo a tiempo”: hace unos meses una oyente nos escribió tras escuchar el episodio de Hace Calor y soy yo, dedicado a la salud cardiovascular, dijo que algo “le hizo clic” y se fue a hacer un chequeo “por si acaso”. Le detectaron una patología incipiente que, cogida tarde, habría sido seria. Nos mandó un correo dándonos las gracias por haberle puesto la mosca detrás de la oreja.

Y la segunda la llamo “ponerle palabras a lo que te pasa”: otra mujer nos escribió para contarnos que, gracias a lo que leía en Womanhood, por fin pudo explicarle a su marido qué le estaba pasando —cambios de humor, libido por los suelos— y por qué no era “dejar de querer”, sino hormonas y dolor de fondo. Nos dijo que, esa conversación hizo que su relación fuese un antes y un después".

¿Cuándo es buen momento para armarse contra los efectos de la menopausia?

"Diría que cuanto antes, mejor, pero seamos realistas: todavía no existe una verdadera cultura de prevención y a la mayoría, si tiene menos de 40, la menopausia le parece algo lejano. Falta educación hormonal y, sin esa base, es difícil que una mujer de 35 se plantee “ir entrenando” para algo que ve a años luz. La realidad es que el climaterio —los ajustes previos a la menopausia— puede arrancar a los 35-40. Ese es el momento ideal para empezar: informarte, hacer chequeos básicos, trabajar fuerza, cuidar tu alimentación y tu descanso. Piensa en ello como en un fondo de pensiones para tu salud: cuanto antes aportes, mejores dividendos recogerás luego. Ahora bien, si los síntomas ya han llegado o estás en plena menopausia, tampoco es tarde. El segundo mejor momento es hoy mismo. Cada cambio —moverte más, revisar tus hormonas, mejorar tu dieta— suma y marca la diferencia".