No sentirte a gusto con los cambios de tu cuerpo a los 50: “No estás fallando tú"

Nos gustarse a los 50
La psicóloga Júlia Pascual explica en el vídeo cómo enfrentarse a los cambios del cuerpo a los 50Fotograma de 'Invisibles'
  • Júlia Pascual, psicóloga, asegura que "lo que falla es un ideal estético que no permite envejecer con dignidad ni habitar un cuerpo real sin culpa”

  • Carmen, 67 años, cuando comenzaron sus alteraciones hormonales decidió buscar ayuda profesional e ir a terapia

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Las mujeres damos gran importancia a la apariencia física y puede resultar complicado de gestionar el que alrededor de los 50 años empiecen a darse cambios tanto a nivel emocional como físico que tienen que ver en parte con la menopausia y el envejecimiento. Dos mujeres nos cuentan su experiencia y una experta brinda algunas sugerencias para llevarlo lo mejor posible.

Estamos invadidas por instantáneas de las redes sociales que pretenden determinar qué es lo más aceptado y acertado corporalmente hablando. A mayores, se encuentran el concepto y las pretensiones de cada una consigo misma. Lo único cierto es que el cuerpo de una mujer de 20 años no será el mismo tras ser madre o a los 50, siendo a esta edad más evidente una transformación que puede generar miedo, inseguridad y confusión.

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La cantante Nina habla de esto y del importante y necesario proceso de aceptación y trabajo individual. Ella es una de las mujeres populares en nuestro país que habla sin vergüenza ni temor de la etapa madura de la mujer y comparten su libro ‘Menopausia: Los mejores años de tu vida’ (Ediciones Destino, 2025), cómo cambió su vida frente a la menopausia precoz.

Recomienda cuidarse haciendo ejercicio y siguiendo una alimentación saludable para estar bien física y mentalmente. “Conocer y aceptar son dos verbos que debemos conjugar continuamente a partir de los 50. De un lado, 'conocer' para cuidar y mimar nuestro cuerpo y abrazar a esa nueva persona en la que nos convertimos. Por otra parte, 'aceptar' para dar el valor que se merecen la experiencia y sabiduría acumuladas. A partir de ahora, vamos a convertirnos en la mejor versión de nosotras mismas”, nos cuenta.

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Sobre la importancia de una correcta y balanceada alimentación refiere un estudio publicado en el Journal of Nutrition, en el que se evidenciaba que los síntomas de la menopausia en mujeres que incorporaban una dieta rica en frutas, verduras y granos integrales se reducían.

Batallar con los cambios

Profesionales en el tema expresan que a los 40-50 años no se necesitan las mismas calorías que antes para llevar a cabo ciertas tareas. No solo eso, alrededor de los 45 y 50 años esas modificaciones (sofocos, sequedad vaginal o problemas para mantenerse en el peso) que comienzan pueden alargarse unos años.

Carmen, 67 años, dice que a los 54 se inició en ella el cambio hormonal y le afectó de muchas maneras. “Cuando llegó la menopausia, me sentí un tanto perdida porque no se hablaba tanto de ello y estaba más estigmatizada. Me encontré con cambios que nunca había experimentado y cuando estaba entre gente me agobiaba; tampoco lograba mantenerme en mi peso cuando eso nunca fue un problema”, relata.

Necesitó tiempo y hablar con amigas para afrontar y asimilar que su cuerpo ya no era el mismo. Decidió buscar ayuda profesional y comenzó a ir a terapia. “Mi ginecólogo me asesoró para incorporar probióticos, más alimentos ricos en calcio y vitamina D. Asimismo, junto con unas amigas, decidimos apuntarnos al gimnasio e ir a nadar. Todo ello me ayudó a verme y sentirme mejor”, sostiene.

Candela, de 56, también tuvo que poner mucho de sí misma porque llegando a los 50 comenzó a notar una falta de energía y que siempre estaba desganada. “Con esa etapa, unida a la disminución de hormonas que me dura desde que comenzó mi menopausia a los 52, me he vuelto muy irritable”, confiesa.

“No tengo ganas de hacer deporte, sangro de un modo irregular, estoy hinchada con frecuencia y para hacer planes no me siento cómoda ni segura. Además, me siento más cansada. He entendido que debo priorizar y escucharme”, especifica.

Se siente más desmotivada, pero se ha propuesto salir a caminar con un grupo de amigas. “Esto me hace desconectar de pensamientos intrusivos y reconectar con mi cuerpo. Quizás en un futuro me anime a ir a pilates”, responde. “A poco del verano, lo que supone más calor aún, sigo en el proceso de admitir mi nueva vida”, añade.

¿Qué tener en cuenta y qué hacer?

En ese momento de la vida donde conviven altos y bajos, una se vea inmersa en una espiral de emociones y cambios que pueden abrumar. El psicólogo y psicoanalista Elliot Jaques acuñó el concepto 'crisis de la media edad', considerando que en ese momento se mira hacia atrás y se hace balance de lo vivido.

Júlia Pascual, psicóloga especialista en Terapia Breve Estratégica, comenta que frecuentemente, no se trata tanto de hacerse mayores, sino con cómo uno se resiste a ello. “Resistirse también puede manifestarse en una carrera hacia el control absoluto del cuerpo: rutinas estrictas, tratamientos estéticos compulsivos, dietas rígidas...”, destaca.

“Desde la Terapia Breve Estratégica sabemos que las dificultades con el cuerpo no suelen venir del cambio en sí, sino de cómo lo percibimos, cómo lo interpretamos y, sobre todo, de las soluciones que aplicamos para intentar soportarlo”, resalta.

Cada etapa vital requiere una actualización de hábitos y reconocer el cambio. Pascual indica que la crisis a los 50 puede manifestarse de las siguientes formas:

  • Desconexión corporal: Hay mujeres que dicen sentirse como si habitaran un cuerpo que ya no es suyo.
  • Malestar emocional: Aparecen estados de ánimo bajos, irritabilidad e insatisfacción crónica. Se trata de una especie de tristeza que no siempre tiene una causa clara.
  • Pérdida de seguridad: Lo que antes no generaba dudas (cómo te vestías, cómo te relacionabas...) ahora se tambalea.
  • Revisión de vida: Surgen preguntas como: “¿He vivido como quería? o ¿dónde quedo yo en medio de todo esto?
  • Conflictos en la pareja: El malestar con una misma también puede afectar a la relación, entre otros: falta de deseo, miedo al rechazo...

La psicóloga también ofrece claves para acompañar esa etapa y asumir los cambios:

  • Pon palabras a lo que sientes y busca tu tribu: Hablar de esto sin vergüenza es el primer paso para entenderlo y empezar a soltarlo. Muchas mujeres lo viven, aunque no siempre se atrevan a contarlo.
  • Cuestiona el modelo de cuerpo ideal: No estás fallando tú, lo que falla es un ideal estético que no permite envejecer con dignidad ni habitar un cuerpo real sin culpa.
  • Conecta con tu cuerpo para cambiar la mirada: No basta con dejar de criticarte: hay que cambiar las lentes con las que te ves, y para eso, necesitamos ayudarnos. Dedica cada día un momento a reconectar con tu cuerpo: a través del ejercicio físico, de un masaje, de ponerte crema con presencia, con respeto... Ten un espejo donde puedas verte entera para reconocerte. Si no elaboras cómo percibes tus “defectos”, esos puntos de conflicto pueden acabar alimentando un trastorno psicológico o una práctica insana para tu salud mental.
  • Cambia el foco: A los 50 ya no se trata de ser “divina por fuera”, sino en ser divina de mente, de actitudes, de lo que haces, de cómo te vinculas contigo y con el mundo. Cuando cultivas eso, empiezas a descubrir una belleza que depende de la forma en que habitas tu vida.
  • Evita que el autocuidado se convierta en control: Cuidarse sí, pero sin caer en la trampa de la obsesión. Si un hábito te esclaviza no es sano.
  • Pide acompañamiento si lo necesitas: A veces basta con una buena conversación, y otras, con un proceso terapéutico que te ayude a recolocarte, soltar exigencias y reconstruir tu vínculo con el cuerpo desde un lugar más amable.
  • Haz espacio para lo nuevo: La vida no se acaba a los 50, se transforma. Ese cambio, si lo atraviesas sin disfrazarte ni negarte, puede ser el inicio de una etapa más libre, más honesta y más tuya.