Randoseru, la mochila de más cien euros que llevan todos los niños al colegio en Japón
Todos los estudiantes japoneses de primaria llevan esta mochila cuadrada, símbolo del desarrollo económico del país
Al principio, era un producto de lujo, sólo apto para los hijos de las clases altas, pero, pronto, se popularizó
Aunque, en Japón, el curso escolar no empieza hasta principios del mes de abril (y dura hasta finales de marzo, aproximadamente), muchos padres estarán pensando ya en cómo hacerse con una Randoseru para sus hijos de cara al año que viene. Las Randoseru son un tipo de mochilas de cuero (o de material sintético similar al cuero) que, aunque no son obligatorias, son las que llevan todos y cada uno de los estudiantes del país, sobre todo si están cursando primaria.
Su nombre proviene del holandés 'Randsel', que significa, literalmente, "mochila o morral" y sus orígenes se remontan hasta finales del período Edo (división de la historia de Japón que se extiende desde marzo de 1603 hasta mayo de 1868). Por aquellos años, se decidió que los soldados del ejército japonés llevaran consigo este tipo de petate resistente, donde podían meter su ropa y objetos personales básicos. Pero no fue hasta finales del siglo XIX, en la escuela primaria Gakushūin, cuando la empezaron a usar los estudiantes de primaria.
Rojo para las niñas, negro para los niños
Al principio, era un artículo de lujo que sólo usaban los alumnos que provenían de familias de clase alta pero, tras la Segunda Guerra Mundial, con el aumento de la capacidad adquisitiva de los japoneses, todos los niños las llevaban a la escuela. Esta prenda tiene un tamaño perfecto para cargarse en la espalda de los más pequeños: 30 cm de alto, 23 cm de ancho y 18 cm de profundidad, por lo que los estudiantes pueden llevar ahí sus libros con facilidad.
Durante el curso escolar es muy común, por tanto, ver a los niños japoneses por las ciudades portando este tipo de producto. Originalmente, las Randoseru eran de color negro paras los alumnos masculinos y rojo para los femeninos pero, en la actualidad, ya se comercializan de todo tipo de colores (verde, rosa, amarillo, violeta). Lo extraño es que, a pesar de su popularidad, estas mochilas siguen siendo caras, al menos, en los parámetros occidentales. Cada una de ellas cuesta más de cien euros (entre cien y ciento veinte), por lo que los padres deben hacer un importante desembolso en material escolar cada vez que uno de sus hijos se incorpora al colegio.
Al estar ya tan asociadas al público infantil, muchos aprovechan la cara vista de la mochila para poner señales de tráfico u otros identificativos que indiquen que son pequeños y que están caminando de ida o vuelta del colegio. Es tal el éxito de esta prenda en Japón, que las tiendas también venden Randoserus para adultos, en colores más sobrios y adecuados para la edad.