Bienestar

Los tres vampiros energéticos que trastornan tu sueño a partir de los 50

Dormir bien a partir de los 50 puede ser un gran desafío. GETTY IMAGES
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Dormir bien debería ser un placer sencillo, pero para muchas mujeres a partir de los 50 años se convierte en un auténtico desafío. Incluso durmiendo las ocho horas reglamentarias puedes levantarte teniendo la sensación de no no haber descansado lo suficiente. No es casualidad: los cambios hormonales de la menopausia, sumados al estrés y a ciertos hábitos hacen que el sueño se vuelva caprichoso y a veces esquivo.

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Pilar Benítez, mentora en el autocuidado de la mujer y experta en hábitos saludables, ha compartido en su cuenta de Instagram, los tres vampiros que te chupan la energía mientras duermes y te dejan por la mañana con un zombi asediado por el cansancio, la irritabilidad y las pilas a medio cargar.

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La cena tardía y pesada: receta para el insomnio

Ese plato de pasta con salsa a las diez de la noche, ese quesito con pan crujiente o ese postre con azúcar de más parecen inofensivos, pero para el sistema digestivo es un enemigo letal. "Tu cuerpo trabaja toda la noche digiriendo. El hígado no descansa. Los intestinos hacen horas extra", indica Benítez. A partir de los 50, la digestión se vuelve más lenta, y darle trabajo extra justo antes de dormir tiene como consecuencia una sensación de pesadez, reflujo y despertares incómodos.

Tip aliado: Cenas más ligeras y al menos dos horas antes de irse a la cama. La regla de oro es preparar el cuerpo para dormir, no para digerir.

El cortisol descontrolado: el guardián que no descansa

El cortisol, la hormona que nos mantiene alerta, debería bajar cuando cae la noche, pero no lo hace si nos acostamos con la cabeza a mil. "La reunión de mañana, las facturas pendientes, esa conversación incómoda que tuviste", son preocupaciones que mantienen al cortisol en guardia y repercuten en un sueño superficial, apunta la experta.

Tip aliado: Practica rutinas relajantes antes de meterte en la cama. Diez minutos de respiración profunda antes de dormir te pueden ayudar mucho. Pero también unos instantes de meditación o un buen libro -de los que no enganchen demasiado- pueden convencer al cortisol de que también tiene derecho a descansar.

Sofocos nocturnos: la habitación como una sauna

Los sofocos en la menopausia son reales e interrumpen el sueño como si alguien encendiera un horno en pleno dormitorio. El calor repentino, seguido de sudoración y a veces escalofríos, corta el descanso y obliga a muchas mujeres a cambiar las sábanas. Pero lo peor es que pueden repetirse varias veces en la noche. "Tu termostato interno está roto", concluye Benítez. "Y cada despertar rompe tu ciclo de sueño profundo".

Tip aliado: mantener la habitación fresca, entre 18 y 20 grados, y utilizar ropa de cama de tejidos transpirables. Si los sofocos son intensos convendría consultar con el médico opciones de tratamiento que reduzcan su impacto.

El insomnio después de los 50 no siempre tiene una sola causa. Muchas veces es la suma de estos tres vampiros energéticos. La buena noticia es que al reconocerlos también podemos aprender a mantenerlos a raya. Siempre hay que tener presente que dormir ocho horas no garantiza el descanso, lo que importa es la calidad, no la cantidad.