Japón, destino de moda entre los ‘boomers’: spoilers divertidos (y útiles) para sacarle todo el wasabi
Estuve en el país asiático este verano y te cuento algunas cosas interesantes para sacarle el máximo partido a las vacaciones
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Si este verano te has encontrado que, entre tus conocidos, había tantos de viaje por Japón como en Cádiz o en Galicia, que no te extrañe: el país del Sol Naciente está de moda. Hay datos: el pasado agosto Japón superó por primera vez los tres millones de turistas en un mes, según datos de la Organización Nacional de Turismo de Japón.
En apenas 15 años, Japón ha pasado de destino exótico a entrar en las rutas para todos los públicos. Ya no hace falta ser fan del ‘anime’ y tener menos de 30 años para animarse a meterse en el avión (eso sí, difícil bajar de 15 horas por trayecto) y gozar de un país que, aunque suene a topicazo, no se parece a ningún otro.
Yo mismo viajé a Japón en 2009 y volví en julio de este año y he comprobado cómo ha cambiado el país en estos tres lustros. Si antes el número de turistas occidentales era anecdótico ahora están por todas partes, especialmente en verano. Esto tiene una parte positiva y es que el país está más preparado que nunca para recibir visitantes.
A pesar de todo, siempre está bien saber algunas cosillas para que el viaje fluya como si de la ola de Hokusai se tratara. Aquí va una lista de ‘spoilers’ para aterrizar en Japón con los deberes hechos.
No son yenes, ¡son pesetas!
Los que ya tenemos una edad vamos con ventaja a la ahora de hacer el cambio mental para saber cuánto estamos pagando. Un euro equivale a unos 174 yenes, más o menos. Una cifra bastante similar a las 166 pesetas por las que cambiábamos el euro allá por el 2001. Si aún recordamos esa conversión, todo fluye. ¿Que algo cuesta 1.000 yenes? Pues son 6 euros.
El efectivo manda
Aunque pensemos en Japón como la meca del progreso y la tecnología (que sí, que también), hay cuestiones que nos descolocan. Una de ellas es la cantidad de restaurantes, pequeños comercios o tiendas de 'souvenirs' que solo aceptan efectivo. Mejor ir con bastante encima por si acaso. ¡Ah! En los templos tampoco suelen aceptar tarjetas de crédito.
Comer es (muy) barato
A no ser que seamos buscadores de estrellas Michelin, comer y cenar en Japón nos resultará barato. Extremadamente, en ocasiones. Es cierto que el concepto de restaurante medio es diferente al español, con un servicio de sala casi nulo y más asientos a pie de barra, pero es posible que una factura de dos personas comiendo ‘ramen’, ‘sushi’ o alguna de las gloriosas frituras del país no suba de 20 euros en total. El alcohol sí que resulta más caro, eso sí, aunque tampoco desorbitado (una cerveza puede costar unos 4 euros). Otra alternativa para comer son las variadísimas secciones de comida preparada de los supermercados.
Ir con Internet en el móvil es esencial
Si viajar por Japón en la época pre ‘smartphone’ era una pequeña locura, hacerlo con un móvil con Internet es la experiencia diametralmente opuesta. Desentrañar el metro de Tokio, por ejemplo, es mucho más sencillo con la ayuda de Google Maps. También es una buena herramienta para consultar horarios, mirar reseñas de restaurantes o incluso sacar billetes de tren de manera más sencilla. Eso sí, para evitar sustos infartantes en la factura, mejor hacerse con una tarjeta eSim virtual.
Nadie habla inglés
Hay que tomar la afirmación anterior como una hipérbole. Sí, si que hay gente que habla inglés pero son una minoría. Llevar un móvil inteligente con una buena aplicación de traducción soluciona muchos problemas. En muchas tiendas nos encontraremos como el dependiente soltará una parrafada a su ‘smartphone’ para mostrárnosla traducida y nosotros deberemos hacer lo mismo para darle la réplica. Así de fácil se borran las barreras idiomáticas en 2025.
Es un país MUY seguro
Visto en Tokio: en una cafetería, un hombre deja su portátil, su móvil y su cartera, sale del local, cruza la calle, entra en el edificio de enfrente a comprar algo y… vuelve a su mesa 10 minutos después con todas sus posesiones intactas. Japón es un país extremadamente seguro y eso va siempre a favor del viajero. A más tranquilidad, más disfrute.
No hay papeleras
Esto es así. Avistar una papelera en Tokio es algo que sucede de pascuas en ramos. En los años 90 se retiraron después de un atentado en el metro y poco a poco se están instalando nuevas al hilo del auge del turismo. Por eso, conviene llevar una bolsa de plástico en la mochila para ir echando ahí plásticos, envoltorios, mondas de fruta, etc.
Es un paraíso de lo retro
Volvamos al punto 2. En Japón es posible encontrarse con los últimos modelos de cualquier ‘gadget’ imaginable pero, al mismo tiempo, adoran todo lo retro. Una visita a Akihabara, el barrio tecnológico de Tokio, permite rastrear relojes digitales ochenteros, cámaras de fotos analógicas y cualquier otro cacharro de otra época. ¡Ah! También soy muy fans de los vinilos y de la ropa ‘vintage’.
Esquiva (con salero) las multitudes
No nos engañemos: en una primera visita a Japón uno siempre querrá ver lo que aparece en las guías de viajes. No se trata aquí de trazar rutas alternativas pero sí que es cierto que en las grandes ciudades hay atractivos también en las zonas menos turísticas. En Kioto, sin ir más lejos, hay numerosísimos templos y jardines al aire libre que visitar más allá de los cuatro o cinco que todo el mundo recomienda. En Tokio pasa lo mismo con los barrios: aparte de los más conocidos hay otros menos céntricos pero que también tienen mucho encanto. Tan solo hay que investigar un poco.
Las tiendas abiertas 24 horas te salvan la vida
Tras un día extenuante y antes de acostarnos, es posible que echemos en mano cualquier cosa, desde unas tiritas a un cepillo de dientes. Las tiendas de conveniencia son parte del paisaje de Japón y solucionan cualquier necesidad de última hora. ¡Incluso los regalos para la familia! Que está muy feo eso de volver sin al menos un imán para la nevera…
