Bienestar

Los bancos del parque que te hablan de tus vecinos: "Los mayores de 55 tienen mucho que ofrecer"

Banco de la campaña de +55
Banco de la campaña de 55+. (Barcelona)
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En un banco del parque, Juan se sienta a leer. Nada extraordinario, si no fuera porque ese banco ahora también habla. Dice: “La edad no te define, te impulsa. Únete a la revolución de la experiencia”. Y no lo dice cualquiera. Lo dice la propia ciudad. Barcelona ha convertido algunos de sus bancos públicos en pancartas simbólicas contra el edadismo y la soledad no deseada.

La iniciativa la firma la Plataforma 55+, un movimiento nacido en Portugal en 2018 que ha llegado a España con un objetivo claro, el de devolver protagonismo a las personas mayores de 55 años, reconectarles con su comunidad y visibilizar que experiencia y edad no son sinónimo de irrelevancia, sino de valor.

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La acción, que resulta a la vez tan sencilla como potente, ha consistido en llenar los bancos de parques y plazas con mensajes que invitan a repensar el paso del tiempo no como un desgaste, sino como una fuente de saber, vínculo y posibilidad.

La revolución de los bancos que hablan

Con la ayuda creativa de la agencia After y el impulso del Ayuntamiento de Barcelona, a través de las ayudas a la innovación urbana del programa La Ciudad Proactiva de BIT Habitat, los bancos se han transformado en “altavoces urbanos” de una nueva narrativa intergeneracional. Ya no solo sirven para descansar o charlar: ahora también interpelan, provocan y generan conversación.

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Cada banco representa a alguien: un profesional que sigue activo, una vecina que enseña a coser, un jubilado que cuida de su nieta o da clases de francés en su barrio. Porque eso es lo que hace la Plataforma 55+, conectar talento senior con su entorno para ofrecer servicios útiles y recuperar la vida activa en los barrios.

Y no es una idea aislada. Según un estudio de la Fundación Adecco de 2024, el número de personas mayores de 55 años en activo ha crecido un 63% en la última década, superando los cinco millones. Es decir, no estamos hablando de una “minoría invisible”, sino de una generación dispuesta a seguir aportando, siempre que se le abran las puertas.

Uno de los bancos de la campaña de 55+

Más allá del trabajo: costura, perros y conversaciones

La propuesta de 55+ no se limita al empleo tradicional. En su web cualquier persona puede registrarse para ofrecer servicios como “chef en casa”, reparaciones, cuidado de mascotas, clases particulares, acompañamiento… La idea es sencilla: si sabes hacer algo y tienes tiempo, puedes compartirlo con quien lo necesita en tu barrio.

Esta red de conexiones barriales reconstruye vínculos, teje confianza y combate dos de los grandes males del envejecimiento contemporáneo: la soledad y la inutilidad percibida. Porque muchas veces no hace falta una gran intervención estatal: basta con que alguien te escuche, te valore y te necesite.

El lema de la campaña bien podría ser ese: Juan no es solo un banco. Es periodista, es abuelo, es saxofonista aficionado, es quien arregló la puerta del portal. “Queremos que todo el mundo entienda que la edad no es un límite, sino una ventaja”, resume Elena Durán, fundadora de la plataforma, convencida de que la revolución de la experiencia no es una utopía, sino una necesidad.

No están solos: otras iniciativas

En toda España, y más allá, están floreciendo proyectos que, como la campaña de los bancos-mensajeros, buscan romper el aislamiento de las personas mayores y devolverles su lugar en el centro de la vida comunitaria. En Nules (Castellón), por ejemplo, el proyecto intergeneracional Voluntariat de iaios i iaies une a estudiantes de secundaria con mayores en residencias, promoviendo el respeto mutuo y la empatía a través de juegos, acompañamiento y formación conjunta. En Palencia, la plataforma Música por Navidad lleva conciertos gratuitos en directo a residencias usando inteligencia artificial para conectar artistas con centros geriátricos sin recursos.

Organizaciones como Adopta Un Abuelo o Grandes Amigos llevan años impulsando el acompañamiento de mayores mediante visitas presenciales o llamadas telefónicas, y ahora colaboran con redes vecinales en iniciativas como Barrios frente a la soledad, que busca implicar a toda la comunidad para que ningún mayor esté solo en su propio barrio. Además, desde Andalucía se ha lanzado la plataforma Júntate, que centraliza recursos para personas mayores e identifica casos de aislamiento para activar una red de cuidados cercana y eficaz.

A nivel internacional también crecen los modelos inspiradores. La ONG Re-engage en Reino Unido organiza grupos sociales para mayores, tanto presenciales como virtuales, mientras que Love For Our Elders en EE. UU. conecta a personas solas con voluntarios que les escriben cartas o mensajes de apoyo. Más allá de la tecnología o el voluntariado, todas estas propuestas comparten una misma convicción: que la soledad no deseada no se resuelve solo con compañía puntual, sino generando relaciones humanas significativas, regulares y cargadas de dignidad.