EMPLEO

De las aulas de Mali a los establos de Galicia: el camino de Amadi hacia una nueva vida

Amadi en su nuevo puesto de trabajo.. Redacción Galicia
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LugoAmadi Camara tiene 31 años y es de Mali. Allí trabajaba como profesor de francés, pero tras más de 13 años de conflicto armado, la inseguridad era ya insoportable. Con poco equipaje y mucha determinación, hace un año dejó su país y cruzó el Atlántico en cayuco hasta llegar a Canarias. Su viaje le llevó por varias comunidades autónomas, hasta que recaló en Galicia. Hoy nos recibe con un mono azul: trabaja en una granja en Baleira, Lugo.

Cambiar las aulas por los establos no ha sido sencillo. Reconoce que aún está aprendiendo a manejar el ganado, una tarea totalmente nueva para él. “Lo más difícil es meter a las vacas; si no las conoces, es complicado”, admite.

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Un curso para aprender tareas agrícolas y ganaderas

Consiguió este empleo tras participar en el curso “Muxindo o Futuro”, una iniciativa conjunta de Cruz Roja y la empresa láctea Naturleite. El programa forma a jóvenes de Mali y Senegal en tareas agrícolas y ganaderas, y les abre la puerta a una oportunidad laboral en el rural gallego. “Les damos formación teórica y práctica para que adquieran conocimientos y su integración sea más fácil”, explica María Jesús Peteiro, directora general de Naturleite. También les permite establecer un primer contacto con los ganaderos y descubrir si realmente les interesa este trabajo.

Además de fomentar la integración de personas migrantes, el programa responde a una necesidad creciente: la falta de mano de obra cualificada en el campo. “Vimos un desequilibrio: hay demanda y ellos quieren trabajar, les interesa el rural”, señala María Fernández, técnica de empleo de Cruz Roja.

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Falta mano de obra cualificada en el campo

Uno de esos ganaderos que necesita trabajadores es Pedro Sarceda, propietario de la Gandeiría Cabo, en Baleira. Heredó la explotación de sus padres y asegura que cuesta encontrar personas cualificadas dispuestas a dedicarse al sector. Desde hace cinco años trabaja con él un joven senegalés que se ha adaptado muy bien. Ahora se ha sumado Amadi. “Son gente que viene ya iniciada y eso ayuda mucho, porque aquí hay mucha carga de trabajo y no tenemos tiempo para formar desde cero. Además, necesitaba mano de obra”, reconoce.

Esta fórmula empieza a consolidarse como una solución útil tanto para ganaderos como para migrantes. Si durante años el sector pesquero gallego ofreció oportunidades laborales a quienes llegaban de fuera, ahora también lo hace el campo. De momento, Amadi está satisfecho: “Estoy muy bien aquí, me encanta este trabajo”.

A este ritmo de contrataciones exitosas, Sarceda ya se plantea ampliar la explotación y sumar más trabajadores formados en el programa. Por ahora, ya son cuatro los que han completado la formación y han encontrado un empleo en el rural gallego.