La abuela de Salvador Ramos, autor del tiroteo de Texas, intentó frenarle, pero este le disparó en la cabeza

La abuela del autor de la matanza en el colegio de Texas, Salvador Ramos, de 18 años, habría intentado frenar al joven antes de que saliera de casa. La respuesta de este, antes el intento desesperado de la anciana de que no cometiera una barbaridad, fue dispararla en la cabeza, dejándola herida. La mujer tuvo que ser trasladada en helicópetero a un hospital en San Antonio, sin que haya transcendido por el momento su estado de salud.

Tras herir a su abuela, Salvador le robó el coche y condujo hasta la escuela de primaria de Uvalde, estrellándose en una zanja antes de entrar al centro armado con un rifle y una pistola. Una vez dentro, abrió fuego contra todas las peronas que se encontró a su paso. El joven mató a tiros a 19 niños y dos adultos, en uno de los peores atentados de estas características en la historia de los Estados Unidos. Finalmente, fue abatido por la Policía.

El abuelo reconoce que la familia no sabía que tenía armas

El abuelo de Salvador, Rolando Reyes, afirmó en declaraciones recogidas por DailyMail, que la familia no tenía ni idea de que el chico había comprado de manera legal dos fusiles AR-15 la semana pasada, nada más cumplir los 18 años, el pasado 16 de mayo. Asimismo, lo describió como un adolescente "tranquilo" que pasaba la mayor parte del tiemp solo en la habitación. De haber sabido que su nieto contaba con estas armas de fuego, reconoce, lo habría denunciado. Pues, además, Reyes, de 74 años, no puede convivir en una casa donde haya este tipo de armas, puesto que tiene una condena por delito grave.

Años de bullying y una mala relación con su madre

Salvador Ramos, autor del tiroteo, sufrió bullying en el mismo centro en el que mató a 21 personas. Sus compañeros se reían de él por su ropa y por las carencias económicas de su familia.

El joven tenía una mala relación con su madre. Tanto, que en la últimas semanas se había mudado a casa de sus abuelos, tras una fuerte discusión con su progenitora por un corte en el wifi de la casa. Salvador era un apasionado de Call of Duty -un videojuego de guerra en el que hay que matar a los enemigos- y pasaba largas horas en su habitación, solo, sin hablar con nadie y conectado a Internet, donde se cree que pudo adquirir alguna de las armas y parte de la munición.