Las últimas palabras de los pilotos del vuelo Río-París en el que murieron 228 personas: "Vamos a estrellarnos"

  • Las últimas palabras de los pilotos del vuelo Río-París de Air France reflejan el trágico momento del accidente

  • “¡Mierda, vamos a estrellarnos!": se escucha decir a uno de los pilotos en las grabaciones

  • Las 228 personas que iban a bordo del avión murieron tras el accidente

El Tribunal de París ha absuelto a Airbus y Air France de homicidio involuntario por el siniestro del vuelo París-Río de Janeiro de 2009, en el que murieron 228 personas tras precipitarse el avión en el océano Atlántico. La celebración del juicio ha permitido conocer las últimas palabras de los pilotos del fatídico vuelo.

Las 228 personas, 216 pasajeros y 12 tripulantes, que iban a bordo murieron después de que el avión fuera sacudido por una tormenta y cayera al océano Atlántico en las primeras horas del 1 de junio de 2009.

"Estamos muertos”: lamenta uno de los pilotos

Marc Dubois, de 58 años, David Robert, de 37, y Pierre-Cedric Bonin, de 32, eran los pilotos que estaban al mando del aparato. Tras recuperarse las cajas negras, su pudieron escuchar las grabaciones de voz en vuelo de los últimos minutos de los pilotos.

“Hemos perdido la velocidad”, se escucha decir a uno de los pilotos. Acto seguido, se escucha el inicio de una advertencia grabada: “Pérdida, pérdida, pérdida”. En ese momento el avión comenzó a precipitarse.

Los momentos de nervios fueron incrementando hasta convertirse en un auténtico momento de terror: “¡Mierda, vamos a estrellarnos! No es verdad... ¿qué está pasando?”, se escucha decir a uno de los pilotos. “Mierda, estamos muertos”, recoge la grabación, según recoge Infobae.

La peor tragedia aérea de Francia

A bordo del A330 registrado como F-GZCP viajaban personas de 33 nacionalidades, incluidas 72 francesas y 58 brasileñas. Se necesitaron dos años para recuperar los cuerpos y las cajas negras de la cabina, ubicados a una profundidad de unos 4.000 metros.

Los investigadores determinaron que la tripulación se vio sobrepasada después de que los tubos de control de velocidad Pitot del Airbus A330 se congelaran y ya no proporcionaran lecturas claras. El accidente fue el más mortífero en la historia de Air France.

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