Un padre de Inglaterra es encarcelado de por vida por asesinar a su hijo recién nacido en el hospital rompiéndole el cuello
Daniel Gunter, de 27 años, ha sido condenado a cadena perpetua por el asesinato de su hijo, Brendon Staddon, en un hospital de Somerset
La aristócrata inglesa Constance Marten y Mark Gordon fueron condenados por la muerte de su bebé
Daniel Gunter, un padre de 27 años, ha sido condenado a cadena perpetua con un mínimo de 20 años de cárcel por el brutal asesinato de su hijo recién nacido, Brendon Staddon, en el Hospital del Distrito de Yeovil, Somerset (Inglaterra). El bebé, que había nacido prematuramente a las 33 semanas con un peso de 1,83 kilos, murió el 5 de marzo de 2024 tras sufrir lesiones catastróficas en la cabeza, cuello, torso y extremidades.
El pequeño fue encontrado herido en su cuna después de que su madre, Sophie Staddon, avisara a las enfermeras de que lo notaba frío sobre las 04:00 horas. Pese a los intentos de reanimación, Brendon fue declarado muerto a las 04:59 horas. Sus padres llegaron a salir de la unidad para fumar, dejando a los médicos y enfermeras luchando por salvarle la vida al niño, recogen fuentes como 'Daily Mail'.
Durante el juicio celebrado por este caso en el Tribunal de la Corona de Bristol, se demostró que Gunter ejerció una violencia extrema contra el bebé, causándole fracturas múltiples, hemorragias internas y destrozándole el cráneo y el cuello. Los peritos compararon las lesiones con las de una caída desde varios pisos de altura. El juez Swift calificó el ataque de "premeditado" y subrayó que el acusado no pidió ayuda para asistirle, a pesar de que las enfermeras estaban cerca. Recalcó además que Brendon era una víctima "altamente vulnerable" que murió en un entorno hospitalario, donde debía estar seguro.
La madre del pequeño, Sophie Staddon, de 21 años, también fue llevada a juicio acusada de causar o permitir la muerte de su hijo. Sin embargo, el jurado la absolvió de los cargos al considerar que no tuvo responsabilidad directa en el ataque. El juez señaló que, aunque ella estuvo presente en los momentos previos, la violencia letal fue ejercida únicamente por Gunter, quien actuó con una brutalidad consciente y deliberada.
El padre tenía un comportamiento controlador hacia la madre y dudaba de la paternidad del niño
El caso destrozó a la familia materna y paterna del bebé. Los abuelos expresaron en sus declaraciones a los medios el dolor de perder a su primer nieto, a quien describieron como "perfecto" y "hermoso". Además, recordaron cómo lo abrazaron durante sus breves días de vida y cómo su muerte truncó cualquier posibilidad de verle crecer. Organizaron un funeral para darle una despedida digna, aunque señalaron que jamás podrán superar la ausencia de momentos como su primera sonrisa, sus primeros pasos o su primera palabra.
Las investigaciones revelaron que Gunter tenía un comportamiento controlador hacia Sophie y que llegó a cuestionar si era el padre biológico de Brendon. El personal hospitalario declaró que ignoraba constantemente las indicaciones médicas: sacaba al niño de la incubadora sin permiso, lo sobreestimulaba, le quitaba la sonda nasal y lo trataba con brusquedad. Varios testigos lo vieron gritar y perder la paciencia con el bebé. De hecho, antes del nacimiento ya existía la intención de los servicios sociales de retirar la custodia a la pareja por sus antecedentes de inestabilidad.
La defensa de Gunter argumentó que el hombre tenía un coeficiente intelectual bajo, era inmaduro y había tenido una infancia perturbadora, aunque carecía de antecedentes penales graves. Sin embargo, la fiscalía destacó que la brutalidad del ataque evidenció una clara intención de matar. Tras conocerse la sentencia, la policía de Avon y Somerset calificó el crimen de "absolutamente horribl" y subrayó que casi ninguna parte del cuerpo de Brendon quedó intacta. Por su parte, el hospital y las agencias de protección infantil anunciaron que siguen revisando el caso para esclarecer posibles fallos en la protección del menor.