El asesinato ocurrió en la hora punta del metro, a las 18 y creó una sensación de pánico entre los viajeros, según contó uno de los testigos. Sofyen Belamouadden fue interceptado en la estación Victoria por sus asesinos armados con armas blanca y uno blandía una katana de samurai.
La pandilla se organizó en Facebook y a través de llamadas y sms. Planearon cómo conseguir los cuchillos y cuando todo estuvo listo se lanzaron a por su víctima.
El estudiante corrió por el vestíbulo y a través de las escaleras delante de sus perseguidores y de las decenas de viajeros que permanecían ajenos a la tragedia que estaba a punto de ocurrir.
En una esquina, Belamouadden y allí acorralado contra la pared fue golpeado, pateado y apuñalado nueve veces. Este martes, cinco jóvenes enfrentan la cárcel por el asesinato, dos fueron declarados culpables por un juez británico y el resto por complicidad.
Uno de los integrandes de la pandilla declaró ante el tribunal que se unió en la violencia simplemente porque "todo el mundo lo estaba haciendo".
El asesinato de este chico en marzo del año pasado fue el fatal desenlace de la violencia latente entre estudiantes de dos escuelas al oeste de Londres. Al parecer, una pelea sin grandes aspavientos más allá de un poco de sangre en la nariz el día anterior, desató esta venganza en el grupo.
Esta vez, sin embargo, el nivel de ferocidad superó los límites. Los seis condenados fueron declarados culpables de conspiración para causar lesiones físicas graves y fueron puestos bajo custodia. Dos fueron declarados culpables de homicidio y esperan la sentencia que puede ser varios años de prisión.