A pesar de haber alcanzado un acuerdo pasajero de tres semanas, Donald Trump no cede a sus pretensiones: “No hay otra opción que construir un muro”, sostiene, defendiendo la postura que llevó al cierre de la Administración estadounidense el pasado 22 de diciembre.
Las agencias federales están sin financiar desde ese preciso instante porque los demócratas, e incluso algunos miembros del propio partido del magnate republicano, rechazan ceder a su afán entregándole los nada más y nada menos que 5.000 millones que precisa para la construcción del muro fronterizo.
Sin acuerdo para el techo de gasto, la situación demandaba una solución que, al parecer, y sin haber proporcionado demasiados detalles, pasa por una reapertura de tres semanas hasta el 15 de febrero.
"Estoy muy orgulloso de anunciar hoy que hemos llegado a un acuerdo para poner fin al cierre y reabrir el Gobierno federal", ha anunciado, antes de volver a insistir en la misma postura imposibilitó un acuerdo sobre el techo de gasto.
"No hay otra opción que construir un muro poderoso o una barrera de acero". "Si no logramos un acuerdo justo en el Congreso, el Gobierno cerrará de nuevo el 15 de febrero de nuevo o usaré los poderes que tengo por ley y la Constitución para hacer frente a esta emergencia", ha advertido.
A su modo de ver, "el muro no debería ser algo controvertido", y más allá, asegura que "todos" los trabajadores de patrullas fronterizas con los que ha hablado "han dicho que los muros funcionan".
Entre sus ventajas, el mandatario estadounidense, –que recientemente se ha inmiscuido también en la crisis vivida en Venezuela después de que Juan Guaidó se autoproclamase presidente, y al que, como era de esperar, ha reconocido–, ha enumerado una larga lista no exenta de argumentos para rebatirla: "Mantienen fuera a los criminales, salvan a buena gente de intentar un viaje muy peligroso desde otros países (...) porque creen que tienen una esperanza, que no tendrán con el muro. Mantienen fuera las drogas y aumentan dramáticamente la eficiencia al permitir patrullar zonas mucho más amplias con mucha menos gente", ha defendido.
Así las cosas, parece que el conflicto de intereses y de estrategias políticas está aún, y pese a este anuncio, muy lejos de resolverse.
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