Hu Jintao escogió hablar de la corrupción en su discurso de despedida como secretario general del Partido Comunista Chino. Sabe que ese es uno de los problemas que más separan a los ciudadanos del partido. Las cifras oficiales hablan de 660.000 funcionarios y políticos investigados durante los últimos 5 años así que no es de extrañar la repercusión que ha cobrado la declaración más destacada de las más de sesenta páginas de discurso. “Si no somos capaces de gestionar bien este problema, podría ser fatal para el partido y causar incluso su derrumbe y la caída del Estado”. La novedad no es que se aborde un tema que en sus diez años al frente del partido no ha resuelto. Lo que hace que sus palabras tomen una nueva dimensión es la crisis política que ha protagonizado Bo Xilai, ex dirigente del partido acusado de corrupción, entre otros cargos. Un escándalo que ha puesto de manifiesto las luchas entre las diferentes facciones por hacerse con el poder en el seno del partido.