La madre que dejó a sus hijos sin agua y comida 11 días y uno murió, "vive como si estuviera de vacaciones en la cárcel"

  • La habitación fue descrita como "Auschwitz puro, una sala de tortura para niños"

  • Quería que sus hijos parecieran enfermos para pedir dinero por las redes

  • Comían sus propios excrementos y bebían agua de un florero

Vladislava Trokhimchuk, una joven ucraniana fue detenida en 2016 por dejar a sus dos hijos, Danill de un año de edad y Anna de 3, once días encerrados en su casa sin comida ni bebida, cuando fueron rescatados, el pequeño ya había fallecido y Anna se encontraba gravemente desnutrida. Ahora, cumple condena en la cárcel donde lejos de tener algún tipo de remordimiento, vive como si estuviera de vacaciones, aseguran los medios locales del país.

Al parecer, los niños no podían salir de su habitación, durante esos días se alimentaron del papel tapiz y yeso de la estancia, de sus propios excrementos y bebieron el agua que había en un florero. Según recoge Daily Mail, las paredes estaban llenas de marcas de dientes de los pequeños, la habitación fue descrita como "Auschwitz puro, una sala de tortura para niños".

Los menores fueron encontrados por su abuela paterna, quien había intentado entrar a la casa en varias ocasiones pero no tenía llave. La madre se habría ido con su pareja actual durante todos esos días.

Vladislava fue acusada de torturar a sus hijos con fines de lucro. El periódico local Fakty informó de que subía fotos a sus redes sociales asegurando que sus hijos estaban gravemente enfermos y necesitaba dinero para curarlos. Por esto, es probable que quisiera que sus hijos tuvieran mal aspecto, estuvieran pálidos y extremadamente delgados.

Sin remordimientos

La periodista de la televisión local de Kiev, en declaraciones recogidas por el diario The Sun, aseguró que la joven "sabía lo que estaba haciendo cuando dejó a los niños en ese departamento, según la evaluación del psicólogo".

En cuanto a su estancia en la cárcel, cuenta que se le ve tranquila, sin remordimientos, se ríe y conversa con todos los reclusos, hace deporte, se tiñe el pelo y "vive allí como si estuviera en una casa de vacaciones".