Evelyn nació hace unas semanas en el preludio de la guerra. Es una bebé nacida por gestación subrogada. Marina y Antonio son sus padres. Viajaron desde España a Ucrania para recogerla a finales de febrero. Su estancia para completar los trámites necesarios no duró mucho. Los tres salieron del país rápidamente a consecuencia de la invasión rusa.
Una llamada de la embajada de España en Kiev lo cambió todo. Les dijeron que tenían que huir inmediatamente del país ante los inminentes ataques militares de Rusia. "Pudimos salir corriendo nada más nos llamaron", cuenta Marina con su hija en brazos. Aquel no era ni mucho menos el viaje que en un principio habían planeado.
"Me dijeron que teníamos 10 minutos para llegar a la embajada. Les pregunté cómo íbamos a ir si no habíamos completado la documentación de la niña. Me dijeron: '¿Antonio, no sabes lo que está pasando o qué? Coge a la niña y os venís para aquí ya'", relata Antonio.
Pese a que ahora todo es felicidad, recuerdan con tristeza lo que vivieron en Kiev. "Fue muy duro, lloramos mucho", expresa Marina. Recogieron a Evelyn en un refugio de la capital ucraniana. Allí todavía hay una veintena de bebés por gestación subrogada que esperan a sus padres, en su mayoría extranjeros que no han viajado por el conflicto armado.
"Fue terrible, no solo para los padres, sino también para esos niños. Necesitan el calor de su familia", prosigue Marina con mirada triste al recordar esos momentos. Después de contactar con la embajada iniciaron un viaje cargado de riesgos. Lo hicieron con lo estrictamente necesario: "Teníamos la mochila de supervivencia preparada con medicación, comida y agua". Ambos padres coinciden en que cuando crezca le contarán a Evelyn que "salió de un país en guerra y ha sobrevivido".