El ministro de Transportes italiano, Danilo Toninelli, ha pedido revocar la concesión de la empresa que gestiona la autopista del Puente Morandi tras la tragedia en la que han muerto 38 personas, tres de ellas niños. Además, el Gobierno ha anunciado una multa de 150 millones de euros para los responsables de la catástrofe.
El primer ministro, Giuseppe Conte, ha asistido al gabinete de crisis y después al Consejo de Ministros y ha anunciado que se decreta el estado de emergencia en la región.
Además, este próximo sábado se celebrará un funeral de estado por las víctimas, al que asistirá Conte.
Y mientras el Ejecutivo depura responsabilidades, los servicios de emergencias siguen buscando víctimas entre los escombros, aunque con pocas esperanzas de hallar a nadie con vida. Aún hay muchos desaparecidos.
Sobre las causas, pocos dudan de lo mucho que tiene que ver un diseño obsoleto y un mantenimiento insuficiente. “Era una tragedia anunciada”, asegura un vecino. De hecho un pilar del puente se está agrietando y corre el riesgo de seguir desplomándose. Por eso, los vecinos más cercanos han sido desalojados de sus casas.
Italia vive con preocupación un suceso que no es el primero de este tipo. El año pasado en Camerano ya se desplomó otro puente y ya son diez los que se han desplomado en Italia en los últimos cinco años. El país está repleto de infraestructuras construidas en la década de los 60. De esta época es el viaducto de Génova.