Referéndum en Rusia: Putin, el zar que podría estar 36 años en el poder

  • El presidente allana el camino para poder optar a nuevas reelecciones

La prueba de que Vladimir Putin no tiene dudas sobre el resultado del referéndum que se celebra estos días en Rusia es que la Constitución -sobre cuyos cambios se consulta al pueblo- ya se vende revisada; es decir, con las enmiendas incorporadas. Una de ellas permitirá al presidente volver a presentarse a las elecciones durante otros dos mandatos de seis años. Por tanto, no tendría que apartarse del poder en 2024 (tal y como se establecía hasta ahora) y podría, si las urnas le respaldan, perpetuarse hasta 2036. La reforma pone a cero el reloj presidencial.

El exespía de la KGB ha dominado la esfera política rusa desde 1999, bien como primer ministro o como presidente. A sus 67 años podría asegurarse unos cuantos más en la cima del poder.

La fecha oficial del referéndum es el próximo miércoles 1 de julio; pero se han colocado mesas electorales desde el jueves, un día después del gran desfile del Día de la Victoria en la Plaza Roja de Moscú con el que se conmemoró la rendición de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial con una gran exhibición de orgullo patrio. Se ha comenzado a votar antes para, según la versión oficial, evitar aglomeraciones y garantizar las medidas de distanciamiento social impuestas frente al coronavirus.

La consulta estaba prevista inicialmente para el 22 de abril pero fue retrasada a causa de la pandemia. Las reformas constitucionales fueron aprobadas por las dos cámaras del Parlamento el pasado enero. Putin insistió en que se realizase una consulta popular para garantizar el respaldo a esos cambios (aunque legalmente esto no es necesario).

Para sus opositores, la consulta es una "estratagema populista", que busca convertir a Putin "presidente de por vida", según ha declarado el activista Alexei Navalny. Este ha pedido que se boicotee el referéndum y ha asegurado: "Un hombre avaricioso que se ha vuelto loco en el poder quiere llevar al delirio a todo el país". Ha dicho que la estrategia del mandatario es "una violación de la Constitución, un golpe de Estado".

Detractores, partidarios y descenso de popularidad

Las manifestaciones convocadas el pasado abril contra los cambios constitucionales fueron prohibidas por la covid-19. La página web de la campaña "No" (que buscaba recolectar firmas contra la iniciativa) fue bloqueada por un tribunal de Moscú en marzo. Ahora, los más críticos alertan de que la votación -que incorpora un nuevo sistema digital- es susceptible al fraude. Frente a los detractores, partidarios como Vladimir Bodrov, un trabajador de metro de Moscú de 62 años que le decía a la Agencia France Presse: "Tenemos muchos problemas y las enmiendas los resuelven en parte. Para mí, mis hijos y mi nieta son buenas".

Además de cambios en los límites del mandato presidencial, se incluyen otras enmiendas, como garantizar que el salario mínimo no sea inferior al nivel mínimo de subsistencia o que la pensión estatal se ajustará anualmente a la inflación. Las reformas también consagran valores conservadores. Incluyen una mención a la "fe en Dios" -pese a la tradición de Rusia como país secular- y al matrimonio como una institución heterosexual.

En los carteles y las vallas publicitarias que los transeúntes se cruzan en las calles de Moscú no se ven alusiones a la reforma más espinosa: la ampliación del límite de los mandatos presidenciales. La propaganda, en cambio, sí recurre a escenas de la vida familiar; por ejemplo, un niño besando a su abuela y el lema: "Para una jubilación garantizada", informa AFP.

Pese a que sus opositores denuncian que las intenciones de Putin de perpetuarse en el poder son firmes, él juega a deshojar la margarita. Hace unos días aseguró que aún no había decidido si se presentaría de nuevo, pero que era importante que tuviera la opción de hacerlo nuevamente.

Expertos del centro de encuestas estatal VTsIOM auguran que un 71% de los votantes se mostrarán partidarios de unas reformas que el Kremlin califica de "cruciales" para el futuro de Rusia. Pese a todo, la consulta se produce en un momento en el que la popularidad de Putin ha descendido al 59% (frente al 79% de hace dos años) entre críticas a su gestión de la pandemia del coronavirus.