Las incógnitas de la muerte violenta de Manuela Barbosa: archivan la causa al no encontrar ninguna pista

La imagen de Manuela Barbosa que difundió su familia para la búsqueda
La imagen de Manuela Barbosa que difundió su familia para la búsqueda. Redacción Galicia
  • Los restos mortales aparecieron tres años después de su desaparición cuando un operario realizaba labores de desbroze en una finca de

  • La causa del fallecimiento según el informe forense, "tres focos traumáticos en el cráneo" siendo uno de ellos un traumatismo craneoencefálico severo

Compartir

Redondela, PontevedraCuatro años y cinco meses después de que a Manuela Barbosa, una vecina de Redondela de 66 años, se le perdiese la pista cuando iba a visitar a su hija, el juzgado de esa localidad ha archivado provisionalmente el caso al no encontrar indicios sobre la autoría de los hechos.

Manuela desapareció un 13 de julio de 2021 y no fue hasta tres largos años después, cuando su cuerpo apareció en una finca a solo 300 metros del domicilio de su hija. Fue un operario contratado por una familia para desbrozar una finca llena de maleza, el que encontró los restos óseos.

PUEDE INTERESARTE

Ese hallazgo supuso el fin de una búsqueda desesperada para poder dar con la mujer, pero simultáneamente empezó otra busca para conocer la autoría de los hechos que habían acabado con su vida. La Guardia Civil se puso al mando de las operaciones y el caso se dirigió hacia la posibilidad de que fuese un homicidio desde las primeras pesquisas.

El motivo principal de esa decisión, los golpes en la cabeza de la víctima registrados en hasta tres focos diferentes. Según el informe forense, existe “la presencia de al menos tres focos traumáticos en el cráneo, siendo uno de ellos con características de traumatismo craneoencefálico grave o severo”. 

PUEDE INTERESARTE

Según las investigaciones policiales, en las que también participa la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, las agresiones fueron causadas por un objeto contundente, que podría haber sido un martillo. La existencia de signos compatibles con una muerte violenta desecharon la opción de que fueran causas naturales.

La última imagen de la mujer con vida

En el día de su desaparición, Manuela hizo el trayecto habitual para visitar a su hija desde Redondela hasta Arcade, a donde viajó en taxi. Allí al llegar le pidió al conductor que le dejase delante de un establecimiento para poder terminar el trayecto a pie. La última imagen con vida de esta señora es la de una cámara de seguridad de una entidad bancaria, a plena luz del día confirma su presencia en la localidad donde finalmente perdería su vida.

En la finca, además del cadáver de Manuela, estaban varios de sus objetos personales como el teléfono móvil, elemento clave para la reconstrucción de los hechos, aunque no apareció el dinero del cambio que le entregó el taxista. El posicionamiento del terminal confirmó que la pista se le perdió en ese lugar, compatibilizando el recorrido que habría hecho tras pasar por delante de la cámara de seguridad que le captó.

Ni las declaraciones de familiares, ni la del hombre que le llevó a Arcade, ni el análisis del móvil, ni las cámaras de seguridad arrojaron algún hilo por donde tirar para conocer lo que sucedió el 13 de julio de 2021. La jueza enumera las “numerosas diligencias policiales y judiciales” que han tenido un “resultado infructuoso”.

Ninguna pista sobre la autoría de la muerte violenta

En el auto de la magistrada en el que archiva provisionalmente el caso explica la “inexistencia” de indicios sobre la responsabilidad de haberle quitado la vida a Manuela. Ante esta decisión cabe recurso, aunque la jueza haya sobreseído la causa mantiene la posibilidad de “la reapertura de las actuaciones” en el caso de que en el futuro “se aporten nuevos datos que permitan averiguar la identidad de la persona o personas implicadas en los hechos”. 

La familia ya ha anunciado que va a recurrir esta medida para evitar el archivo del caso y critica duramente el proceso judicial. Las principales quejas giran en torno a las primeras horas, claves en una desaparición, además de la presencia del cuerpo durante tres años en un estado en el que tendría que haber alertado a alguien antes.