En Sao Paulo, en Brasil, la policía ha tenido que asistir a un recién nacido que se estaba ahogando tras atragantarse mientras lactaba. Los agentes le sostienen, inconsciente, en el aire, bocabajo y le golpean la espalda una y otra vez, le giran sobre sí mismo y le insuflan aire.
Son momentos de mucha tensión. Hasta que finalmente se oye el llanto del bebé. Un llanto de alivio para todos los presentes. Especialmente para la madre del pequeño, que no puede contener las lágrimas.