En este mundo tan globalizado en el que tanto se viaja hay un país de Europa del Este que casi nadie conoce, poquísima gente ha oído hablar de Transnistria y es que ni siquiera está en los mapas. El país formó parte de la República de Moldavia, pero se independizó en 1990. Cuenta con unos 400 mil habitantes, aunque muchos de ellos no tienen muy buena reputación.
Tienen parlamento, ejército, himno, moneda y pasaporte pero les falta el reconocimiento internacional. Aunque se declararon independientes hace casi 30 años, ni siquiera podemos buscar en el mapa este país, porque simplemente, no está.
“La mayor parte de las personas tienen más de un pasaporte", según explica la fotoperiodista Hanna jarzabek. Un hecho poco habitual pero que para los habitantes de Transnistria es muy común si quieren salir de sus fronteras para conocer un mundo diferente en el que viven.
Vivir fuera del mapa ha alimentado negocios opacos, dudosos y ha provocado que las desigualdades hayan aumentado entre sus habitantes. Aunque también “hay oligarcas rusas y ucranianas que tienen un nivel de vida muy bueno" y "eso se nota, sobre todo, en los coches”.
Los mayores se han acostumbrado al modo de vida, sin embargo, los jóvenes se les hace cuesta arriba y deciden emigrar a otros países en busca de un futuro mejor. Hasta un 15% decide, cada año, partir en busca de otros horizontes, dejar atrás un día a día sin poder alquilar un coche fuera, no poder pagar un viaje por internet o exportar.
En realidad deberíamos llamarnos 'La república de Sheriff' porque son ellos los que deciden todo en Transnistria. Sus escenas cotidianas, sus calles y por la falta de su reconocimiento internacional podría parecer que se quedaron anclados en el pasado.