Todo a la venta

El boom de los mercadillos para vaciar casas por herencias o mudanzas: "Puedes ganar 20.000 euros"

Algunos artículos que se pueden encontrar en los markets
Algunos de los artículos que se pueden encontrar en un marketIG
  • Vaciar una casa en un fin de semana ha pasado de ser un dolor de cabeza a convertirse en un negocio redondo para propietarios y cazadores de chollos

  • Se puede ganar unos 20.000 euros en casas de 150 metros cuadrados donde se pone a la venta absolutamente todo

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"Es un boom. Nosotros llevamos casi tres años, y los dos anteriores fueron bien, con bastante respuesta tanto de propietarios como de clientes. Después del verano de 2024, en septiembre, empezó muy fuerte y ya ha sido todo hacia arriba", arranca Javier Morán, responsable de Alma Market Home, mientras revisa la última tanda de reservas para el próximo market, que han volado en cuanto han salido anunciadas.

Lo de vaciar casas, ya sea por mudanza, herencia o cualquier otro motivo, ya no es el dolor de cabeza que podía ser hace años. Se soluciona montando un market. Es decir, un mercadillo. Tanto es así que este tipo de ventas exprés se han convertido en un fenómeno de masas. Lo que hace apenas una década sería un mercado de vecinos (como mucho) ha evolucionado hacia eventos quirúrgicamente organizados, capaces de convertir muebles, vajillas y todo tipo de recuerdos en auténticos tesoros de un solo fin de semana.

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Javier no llegó al negocio procedente del mundo del vintage; era formador comercial para concesionarios. Durante 12 años, enseñaba a cerrar ventas de coches, hasta que el COVID le obligó a reinventarse. "Con mi mujer, que también tuvo que cerrar su empresa de eventos, empezamos a pensar qué hacer. Siempre me gustó la decoración; veíamos muchos programas de reformas y mi mujer compraba y restauraba muebles como hobby. Empezamos con amigos, vaciando casas por herencias o mudanzas. Así nació la idea", confiesa.

Con el paso de los años han llegado a transformar chalés de más de 1.000 metros cuadrados en pop-up stores que congregan colas de entrada pendiente. El protocolo a seguir es tan sencillo como obligatorio de cumplir. “Los propietarios sacan sus objetos personales y documentación, nos dan las llaves y empezamos a reorganizar la casa. Transformamos el espacio: sacamos lo de los armarios, dejamos a la vista vajillas, cuberterías, ropa. Colocamos todo de forma ordenada y segura para los clientes. Sin este paso, no tiene sentido el market", explica Javier. 

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Javier Morán, responsable de Alma Market Home

El proceso dura entre 10 y 20 días, dependiendo del tamaño: en el mercado más ambicioso que han montado, una vivienda de 1.100 m², hubo que frotar lámparas, fotografiar desde el cortauñas (sí, han leído bien) hasta los sofás más sofisticados y listar miles de referencias en un Excel compartido con el propietario.

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Y no se trata de etiquetar a ojo: "Si hay piezas interesantes, consultamos a anticuarios. Hacemos inventario de todo, desde una cuchara antigua hasta un armario ropero". La primera impresión importa: un recorrido limpio y ordenado, con objetos agrupados por tipología, que den la sensación de tienda de diseño, no de mudanza, es clave.

Si hay piezas interesantes, consultamos a anticuarios. Hacemos inventario de todo, desde una cuchara antigua hasta un armario ropero

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Para los compradores, el ritual también está marcado. Desde que aparece un nuevo market, el chollo está en el punto de mira así que no vale con estar pendientes sin más. Hay que apuntarse cuanto antes para acceder a todos los productos a la venta. Los viernes funcionan con cita previa: grupos de seis a ocho personas cada 15 minutos. "Antes tardábamos dos días en cubrir las reservas; ahora salen las entradas a las 10 de la mañana y a las 10:15 ya no hay”, asevera Javier. El sábado y el domingo, por su parte, es con entrada libre: “Y nos dicen que no pueden conseguir entrada…".

Controlar aforo evita aglomeraciones, concede cierto espacio al comprador y ayuda a que todo fluya en un evento que es corto e intenso. A última hora, incluso hay rebajas sobre las rebajas. "El domingo hacemos descuento, entre un 30% y 50%, para dejar la casa vacía o casi vacía. Es el día de las verdaderas gangas, pero ya te tienes que ganar tu sitio en la cola", bromea Javier.

Perfil de un cliente imprevisto… y fiel

La mayoría de las visitas corresponde a mujeres de clase media-alta (un 70%). “Ahora vienen muchas personas de alrededor de 50 años, aunque están empezando a aparecer también los grupos de 28 o 30". 

Ahora vienen muchas personas de alrededor de 50 años, aunque están empezando a aparecer también los grupos de 28 o 30

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Buscan muebles de autor, ropa vintage, vajillas completas. Cada vez repiten más: "Tenemos clientas que vienen cada semana y se han convertido casi en amigas. Incluso productoras de cine o decoradores buscan piezas para rodajes o estilismos", comenta un Javier que también recuerda a ciertas clientas especiales. “Ha habido clientas de 100 años curioseando con su bastón y en un único market”, apunta.

Las piezas que arrasan (y las que sorprenden)

Si hay un producto que se ha convertido en el rey en estos markets, es la vajilla: "Una vajilla inglesa o española se vende entre 200 y 300 euros; si es de marca, puede llegar a 500. Es increíble la pasión que hay por estas cosas. Desde que subimos las fotos a Instagram nos preguntan por ellas, si se las podemos reservar o si las pueden comprar antes de que se abra”. Pero el ‘no reservar nada antes de abrir’ es sagrado: "La gente lo entiende; saben que si llegan tarde, se lo pierden".

Una vajilla inglesa o española se vende entre 200 y 300 euros; si es de marca, puede llegar a 500

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Y luego están las curiosidades: cartas de amor centenarias, títulos universitarios polvorientos, fotografías de capillas ardientes. “Hay una persona muy famosa que compra ese tipo de fotos”, reconoce con cierto misterio Javier. 

También hay quien se olvida las cenizas de un familiar fallecido entre los enseres de la casa o quien no ha rebuscado bien en todos los recovecos y se lleva una sorpresa agradable al descubrir que además del piso en herencia tiene una buena suma que su antepasado había escondido: "Siempre lo notificamos. Si encontramos dinero escondido o recuerdos de especial valor, avisamos al propietario. Pueden aparecer en el congelador, en la caja de las persianas o entre la ropa. Hay sitios de lo más diverso”. 

Artículos de una cocina de un market

También existen líneas rojas ala hora de organizar estos markets: nada de alcohol, tabaco, armas, marfil sin certificado ni objetos prohibidos. "Pedimos justificantes o facturas de piezas valiosas y, si es necesario, autorizaciones específicas. Todo queda documentado; sabemos lo que vendemos". 

El porcentaje que cobra Alma Market Home varía según el acuerdo, pero Javier nunca ha tenido problemas con este asunto. Los precios los marcan ellos (siempre de acuerdo con el propietario), el porcentaje que se llevan también y todo queda claro antes de comenzar: "La mayoría de los propietarios aceptan los precios. De hecho, los que tratan de subirlos mucho terminan por no vender las cosas. Si hay una alfombra persa o un objeto de marfil que certifican su valor, ajustamos tarifas con anticuarios sin problemas".

Un negocio que mueve cifras redondas

En una casa tipo de 200 m² y unas 1.500 referencias, el propietario puede ganar entre 10.000 y 20.000 euros. "El que menos ganó obtuvo 4.000 euros en un chalet porque quiso subir demasiado los precios y nadie compraba. Por lo general, nadie pierde dinero: si pones precio de risa, vendes; si lo pones caro, la venta no funciona. Hay que tener en cuenta que hay que vender una casa entera y sólo en un fin de semana", resume Javier.

El que menos ganó obtuvo 4.000 euros en un chalet porque quiso subir demasiado los precios y nadie compraba

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Entre esos propietarios está Pedro, que hace sólo unos meses puso en marcha su market de la mano de Javier. “Llegamos a esta situación por el fallecimiento de mi madre, y la verdad es que fue una decisión extraordinaria. Tenemos una casa muy grande, de 300 metros, donde hemos vivido siete personas durante 30 años. Vaciarla era una tarea para la que no sabíamos ni por dónde empezar”, nos explica.

Estanterías repletas de libros a la venta

Pedro se conformaba con vaciar algo de la casa y cubrir los gastos, pero el resultado “fue un éxito absoluto”. En un fin de semana se vació entre el 95% y el 99% de la casa, incluyendo incluso muebles grandes y objetos de cierto valor. “Nosotros no sabíamos cómo deshacernos de ellos, pero todo se vació, y fue un alivio”, confiesa.

La parte emotiva, por supuesto, aparece, pero una vez has dado el paso tienes que saber asumir cuál será el destino de todo lo que hay en la casa: “Por mucho cariño que puedas tener a determinadas cosas y que sepas que para tu madre tenían valor, a ti no te encajan. Fue una manera idónea de obtener algo de rendimiento y de saber que esos objetos tendrían una segunda vida. Es satisfactorio pensar que no se fueron a la basura, sino que alguien más los disfrutará”.

Pedro reconoce que al hacer inventario aparecieron docenas de cosas que ni recordaban que existían, pero que Javier había ido encontrando y poniendo en valor. “Encontramos vajillas, cubertería, documentos, fotografías, cosas que podían tener tanto un valor económico como un valor sentimental. Javier trató todas las cosas con un cariño y un cuidado impresionantes. Lo cierto es que se estaba poniendo en venta la vida entera de mi madre, y el trato fue tan delicado que me sorprendió”.

Se estaba poniendo en venta la vida entera de mi madre, y el trato fue tan delicado que me sorprendió

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Los propietarios, por lo general, nunca están presentes durante el market. Y Pedro no fue una excepción. Para ellos son momentos duros y es preferible ahorrárselo. Para él, lo más duro llegó justo después de vaciar la casa. “El peor momento fue cuando me quedé solo en la casa vacía. Cuando todo desapareció, cuando me despedí de Javier, me derrumbé. Fue el momento en que comprendí que todo se había ido. Ahí me crié toda mi vida, y de pronto no quedaba nada. Se llevaron prácticamente todo, y aunque había sido un éxito, eso implicaba también un desgarro interno”.

Cierto es que habían dado muchas vueltas a lo de vender todo lo que había acumulado su madre durante toda una vida. “Hubo un momento en que me pregunté si mis padres habrían querido que nos deshiciéramos de todo. Hablé mucho con mis hermanos sobre esto. Al final, llegamos a la conclusión de que, si mi madre lo hubiera visto desde arriba, estaría contenta. Además, el rendimiento económico fue alto, y eso nos hizo pensar que la vida de mi madre no se fue a la basura. Sabía que la casa estaba llena de cosas, pero no me imaginaba hasta qué punto”.

El peor momento fue cuando me quedé solo en la casa vacía. Cuando todo desapareció, cuando me despedí de Javier, me derrumbé. Fue el momento en que comprendí que todo se había ido

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Alguna que otra cosa rescataron tanto Pedro como sus hermanas antes de arrancar el market. Cosas que no sabían ni que existían pero que recuperaron con la ayuda de un anticuario amigo de la familia. “Él nos indicó qué cosas podían tener valor. Mis hermanas tenían un poco más de idea que yo. Recuerdo que encontramos cosas de Prada y algún bolso de Balenciaga que no sabíamos que estaba allí”, rememora.

En definitiva, estos markets que han surgido en los últimos años se antojan como una opción idónea tanto para los propietarios como para los buscadores de chollos. Eso sí, como si de las rebajas se tratara, hay que ser rápidos y no dudar porque si estás analizando un sofá y pestañeas, lo has perdido.