Tipos de sartenes: ¿con cuál deberíamos cocinar?

  • Un factor clave al elegir sartén es evitar su toxicidad: conviene evitar los modelos más económicos

  • Se recomienda optar por sartenes certificadas sin metales pesados, PFOA, BPA y nanotecnología

Cocinar bien requiere contar no solo con buena mano y buena materia prima, sino también con buenos instrumentos y herramientas que nos acompañen en los fogones. Por eso es importante valorar qué tipo de sartén utilizar para cada cosa, teniendo en cuenta además cuáles son las características que necesitamos en función del tipo de cocina al que estemos más habituados. ¿Qué tipos de sartenes existen? ¿Cuáles son las mejores para tu cocina y cuáles evitar por su toxicidad? ¿Cómo debemos lavarlas?

Tipos de sartenes: ¿con cuál deberíamos cocinar?

El mundo de los utensilios de cocina se vuelve cada vez más sofisticado, y las sartenes no han escapado a esta tendencia. Lo bueno es que contamos con una amplia variedad de modelos y prestaciones; lo malo es que se hace más difícil elegir ante un abanico tan rico y completo.

Sin duda un factor que cada vez tenemos más en cuenta es el grado de toxicidad de la sartén, así como la comodidad en su uso, el tipo de revestimiento y grado de adherencia... Por supuesto, también deberemos tener en cuenta el tipo de fuego en que vamos a utilizarla.

La forma más práctica de clasificar los distintos tipos de sartenes es en función del material con el que estén elaboradas, ya que de él dependerán en gran medida sus características específicas en cuanto a tipo de cocinado, toxicidad, adherencia...

  • Sartenes de acero inoxidable. Estas sartenes son muy frecuentes en nuestras cocinas y quizás su mayor pega es que no resultan demasiado anti adherentes. Por eso es conveniente usar con ellas utensilios de madera o de silicona, para no rayar la superficie. Son muy polivalentes: podemos preparar en ellas casi cualquier cosa, sin que sea necesario usar mucha mantequilla o aceite. Además, son muy resistentes y en principio no resultan tóxicas, ya que no llevan químicos incorporados y su superficie no porosa la protege de los sabores y olores. Eso sí, pese a ser un material bastante estable, puede liberar pequeñas cantidades de iones metálicos a la comida, especialmente si está rallado o si se cocinan alimentos ácidos. Dentro de los aceros inoxidables, los más seguros son el acero 18/10, el acero quirúrgico (T-304) y el acero con titanio.
  • Sartenes de teflón. Son más ligeras y más económicas, pero contienen una capa de antiadherente (teflón) pesada para que los alimentos no se peguen que influye en la toxicidad de este tipo de sartén. El propio teflón es tóxico, al estar fabricado con politetrafluoroetileno (PTFE) e incluir ácido perfluoroctánico (PFOA), que es un pegamento que se coloca entre la capa antiadherente y la sartén. Además, el aluminio con el que suelen estar fabricadas puede contaminar los alimentos (y, por tanto, en nuestro organismo) si el teflón se daña. Su vida útil suele ser corta, precisamente porque se rayan con facilidad, aunque lógicamente son muy anti adherentes.
  • Sartenes de cerámica. Son sartenes fáciles de limpiar, altamente anti adherentes y, en principio, no dañinas para nuestro organismo. Además, pueden usarse en todo tipo de cocinas. Lo malo es que se rayan con facilidad y pierden entonces su anti adherencia, dejando a la luz también el aluminio con el que suelen estar fabricadas, que puede resultar tóxico. La presencia de nanopartículas cerámicas es otro motivo de preocupación en cuanto a la toxicidad de estas sartenes: es importante evitar las sartenes de cerámica fabricadas con nanotecnología.
  • Sartenes de hierro fundido. Son perfectas para todo tipo de fuego, aunque también son muy pesadas. Se trata de un material que conduce muy bien el calor y mantiene la temperatura de los alimentos durante más tiempo. Además, soporta temperaturas muy elevadas y permite usar poco aceite. Eso sí, requieren de cierto mantenimiento para no oxidarse. Se recomienda conservarlas con una capa de aceite de oliva o manteca de cerdo después de cada uso.
  • Sartenes de titanio. Este tipo de sartenes suelen fabricarse en aluminio y revestirse con PTFE, reforzado con un revestimiento de titanio. Este material proporciona más capacidad antiadherente y durabilidad. Son, por ello, sartenes más caras, alternativas al teflón de siempre, pero no siempre resultan seguras: estas sartenes solo serán ecológicas si en su etiquetado se indica que se trata de un producto libre de PFOA. Si es el caso, serán cero tóxicas, duraderas, hipoalergénicas y muy buenas difusoras del calor.
  • Sartenes de vidrio. Es poco frecuente verlas, pero se trata de un material inocuo y muy estable. Sin embargo, si trabajas con inducción, deberás descartar estos modelos. También deberás tener en cuenta que no son anti adherentes.
  • Sartenes de aluminio. Existen sartenes de aluminio sin revestimiento alguno y se trata de utensilios poco recomendables, ya que existe cierto riesgo de que las sales del aluminio acaben en nuestra comida. Eso sí, el aluminio anodizado es más resistente y menos poroso. En el caso del aluminio forjado, que es muy grueso, sí se recomienda su uso.

Por último, sea cual sea la sartén elegida, se recomienda prestar atención a la calidad y evitar la gama más económica, no solo porque su durabilidad sea peor, sino porque pueden contener sustancias tóxicas de todo tipo. En general, opta por modelos certificados sin metales pesados, sin PFOA, sin BPA y sin nanotecnología. Además, se recomienda evitar las sartenes de plomo y cobre por su alta toxicidad.