Francisco González se tapa por completo mientras le llevan al juzgado, nadie espera la intervención de este vecino de Tui. Jaime siente impotencia. Lo poco que queda de su casa tras la explosión va a ser derribada. Pasaba por el juzgado cuando ha visto como llevaban al culpable de que su vida se haya cortado de golpe. No lo ha pensado y se ha abalanzado sobre el pirotécnico pero no ha tenido valor para golpearle.
Le pide a la jueza que sea firme, el viernes dejó en libertad al pirotécnico a pesar de que el zulo que explotó era ilegal. Ahora ya sabe que tenía dos más; un negocio paralelo totalmente clandestino. Hoy González ha prometido que no tiene más. Pero no se fía de él. El viernes mintió. Le envía a prisión por el riesgo de reiteración delictiva y de fuga. Los 1700 kilos de sustancias para hacer explosivos localizados junto a las casas, incluso junto a un puesto de venta de bombonas de butano, fueron descubiertos por Francisco, el vecino, azote del pirotécnico que logró una sentencia del TSJ para demoler unas casetas de La Gallega que estaban demasiado pegadas a las casas de los vecinos.
El sábado dice él que avisó a la Guardia Civil de la existencia de los depósitos ilegales pero que al no hacerle caso decidió acudir a los medios. Insiste en que las instituciones no le han hecho caso y que él ha visto salir camiones de La Gallega cargados de sustancias explosivas a pesar de que tenían que haber parado la actividad mientras no se derribaban los depósitos declarados ilegales.
El ayuntamiento tenía que haber ejecutado la orden de demolición que estaba parada pero sorprendentemente contrató hace un mes la pirotecnia para las fiestas de San Telmo.