¿Cuáles son las enfermedades más frecuentes en verano?

  • Durante el verano aumenta la frecuencia de determinados tipos de enfermedades, muchas de ellas relacionadas con las altas temperaturas y con la falta de hidratación

  • Golpes de calor, quemaduras solares, intoxicaciones alimentarias... son algunas de ellas, a pesar de que resultan fáciles de evitar

  • Niños y personas mayores deben recibir cuidados extra, ya que son más vulnerables a los riesgos asociados a esta temporada

Las temperaturas no dejan de subir a medida que se acerca la temporada de sol y playa y, con ella, muchos nos preguntamos qué precauciones debemos tomar durante estos meses para evitar las enfermedades más frecuentes durante el verano. Más aún en momentos como el actual, en plena ola de calor que afecta prácticamente a todo el país: nos enfrentamos al periodo de primavera más cálido que hemos vivido en España en los últimos 70 años y todo indica que esta tendencia ha llegado para quedarse, por lo que cada año tendremos que empezar a preocuparnos antes por evitar los efectos nocivos del alza en los termómetros. ¿Cuáles son las enfermedades más frecuentes en verano y cómo evitarlas?

Estos son los principales riesgos para la salud durante el verano

Cada vez es más frecuente que los termómetros se disparen superando la barrera de los 30 o incluso 40 grados centígrados. Este escenario supone un claro riesgo para la salud de niños y ancianos, y también para la población en general: hidratarse bien, evitar el sol en las horas centrales del día, hacer ejercicio a primera o a última hora... son algunos consejos para mejorar nuestra salud en verano.

Para evitar daños, toma nota de cuáles son las enfermedades más frecuentes en verano:

  • Deshidratación. Puede parecer obvio pero es muy importante mantenernos perfectamente hidratados durante los días de calor. De lo contrario podríamos pasar por un episodio de deshidratación. Sobre todo si vas a hacer deporte, si vas de excursión o a la playa, no olvides llevar contigo agua suficiente como para reponer líquidos y afrontar ese esfuerzo sin riesgos para tu salud. Evita a toda costa que pasen horas sin beber, especialmente si realizas esfuerzo físico durante ese periodo.
  • Quemadoras solares. Lleva siempre factor solar contigo, tanto en tu bolsillo como en tu piel. Repite dosis cada rato e incide en las zonas más afectadas por el sol: cara, hombros, brazos, espalda... Aunque no estés en la playa sino simplemente paseando por la calle, no olvides que el sol no distingue entre unas actividades y otras, y resulta igual de peligroso hagas lo que hagas. Evita también las horas centrales del día: son las que más daño pueden producir en tu piel. Usar gorras y demás elementos protectores también es de gran ayuda.
  • Golpes de calor, bajadas de tensión... Estas dolencias afectan más a personas mayores y a niños, pero nadie está libre de sufrirlas. Pasar largas horas expuestos a temperaturas elevadas puede conllevar importantes riesgos para la salud. En el caso del golpe de calor, se trata de una reacción de nuestro cuerpo ante temperaturas excesivas. Cuando nuestro organismo no logra aclimatarse a tiempo (algo que suele ocurrir en caso de cambios bruscos de temperatura), se produce un 'pico' de calor que puede desembocar en síntomas potencialmente peligrosos. Conoce cómo evitarlo. Controlar tu tensión también es importante, sobre todo si tiendes a tener la tensión baja o alta. Si tomas medicación para ello, puede ser conveniente revisarla en algunas ocasiones.
  • Infecciones urinarias y digestivas. En verano también son frecuentes las infecciones, precisamente porque las altas temperaturas favorecen el desarrollo de virus, bacterias y demás microorganismos potencialmente peligrosos. Lavar bien todo lo que consumas, cocinar los productos perecederos a altas temperaturas, congelar el pescado durante varias horas y a temperatura muy baja para evitar parásitos como los anisakis... son prácticas que debes introducir en tu rutina. Especiamente importante es la incidencia de bacterias como el E. coli, que produce síntomas como diarrea, vómitos y nauseas. En cuanto a las infecciones de oído (otitis) o uriarias (cistitis), tienen mucho que ver con el mar y las piscinas. Una higiene adecuada, evitar los bañadores mojados... son técnicas que te ayudarán a evitarlas. Dúchate tras cada baño y evita que el agua se acumule en tus oídos.